España sufre su peor semestre de la historia por el Covid-19 ¿Hacia dónde va el país?

La economía española, altamente dependiente del turismo y la hostelería, se encuentra en una difícil encrucijada. La supervivencia a corto plazo se basa en recibir un polémico paquete de ayudas de la Unión Europea. Estas ayudas vienen con una serie de condiciones, como ajustes estructurales y reformas del mercado laboral. ¿Hacia dónde se dirige la economía española? ¿Es Bitcoin un valor refugio?

El peor semestre de la historia

Según la Encuesta de Población Active (EPA), el segundo trimestre de 2020 fue el peor de la serie histórica. La reducción de la actividad económica debido al Covid-19 y el posterior confinamiento han causado la pérdida de 1.074.000 empleos. Estos números no son un fiel reflejo de la situación del desempleo español, pues los afectados por los Expedientes de regulación de Empleo (ERTE) no se consideran parados. Según el criterio de la Organización Internacional del Trabajo, las personas acogidas a los ERTE no se consideran desempleados, sino inactivos.

A esto hay que añadir que cientos de miles de personas no son cuantificables como desempleados, pues no están buscando empleo activamente. El cierra masivo de empresas y las condiciones impuestas por la “nueva normalidad” tras el confinamiento impiden que muchas personas busquen empleo.

¿Hay vida más allá del verano?

La economía española es extremadamente dependiente del turismo estival. No es de extrañar por tanto que el gobierno español aplicara uno de los confinamientos más duros de Europa, en un intento desesperado por controlar el virus antes de la temporada veraniega. Millones de viajeros de todo el mundo inyectan cada año miles de millones de euros en España, y el turismo representa el 15% del producto interior bruto.

Desafortunadamente, 2020 será diferente. Debido a esta dependencia del turismo, España es una de las economías peor preparadas para una pandemia global. Por una parte, ha perdido gran parte del flujo monetario traído por turistas. Por otra, la imposibilidad de viajar hace que muchos miles de jóvenes no puedan emigrar fuera del país, añadiendo más presión al mercado laboral. Hasta ahora, la crisis se ha mitigado en parte con el programa de ERTEs, mediante el cual el gobierno garantiza un porcentaje del sueldo a aquellas personas que no pueden trabajar debido al confinamiento. Este programa de ayudas terminará en septiembre, aunque el gobierno español baraja extenderlo más allá del verano. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, comentó:

“No sería prudente que después de un esfuerzo inversor público tan grande dejásemos caer el sistema si este fuese necesario. Nadie debe tener ningún temor, porque el sentido común debe ser el que guíe la política y las medidas en este caso.”

Estas declaraciones vienen tras el acuerdo firmado días atrás por los estados miembros de la Unión Europea, que acordaron emitir un paquete de ayudas de 750.000 millones de euros para ayudar a los países más afectados por la pandemia.

Europa pone a calentar la impresora de billetes

Según lo acordado por los estados miembros, España recibirá 140.000 millones de euros del fondo de recuperación europeo. Aproximadamente la mitad de ese dinero serán ayudas directas, y la otra mitad en préstamos a pagar de vuelta, con su correspondiente interés.

El mayor beneficiado es Italia, seguido de España. Es curioso que economías tradicionalmente consideradas inferiores a la española, como Portugal, Polonia o República Checa, forman parte de los países que prestan dinero en este fondo. Estas ayudas no son gratis, como bien ha recalcado el primer ministro holandés varias veces. Los países que las reciben deberán aplicar una serie de reformas económicas, en especial reconducir las cuentas públicas y fomentar la contratación. Esto abre un serio dilema sobre la soberanía nacional de España, Italia, Grecia, Croacia, Irlanda, Estonia, Bulgaria, Eslovenia, Hungría y Chipre. Los países acreedores tendrán influencia directa sobre su economía durante las próximas legislaturas. Los países acreedores obtendrán derechos de veto, de modo que podrán bloquear las ayudas si las reformas no se realizan de acuerdo a sus criterios. Una de las reformas más demandadas es un mayor control fiscal, asunto en que el gobierno español lleva meses trabajando.

La mano del Estado entra en la cartera digital

Una de las banderas rojas que indican que el gobierno español está buscando obtener más controles impositivos sobre el capital es el aumento sin precedentes de avisos fiscales a los poseedores de criptomonedas. Bitcoin es percibido por muchos inversores como un refugio contra la inflación de las divisas fiat, pero las autoridades fiscales están avanzando en sus técnicas de control de capitales. La Agencia Tributaria Española comenzó meses atrás una campaña de enviar cartas a residentes en España que poseen criptomonedas, recordándoles amablemente sus deberes fiscales. La campaña comenzó el pasado 1 de abril, dos semanas después del inicio del confinamiento, y se extendió hasta finales de junio. Se enviaron unas 66.000 cartas a poseedores de criptomonedas, un aumento del 400%, respecto a las 14.000 enviadas el año anterior. La campaña también contó con el envío de un millón y medio de cartas a los beneficiarios de rentas de alquiler. Estas acciones muestran claramente las intenciones del gobierno español de combatir el fraude fiscal, una de las lacras de la economía española. Sin embargo, parece que son los ciudadanos de a pie, no las grandes empresas, quienes recibirán la presión. Un aumento en el precio de Bitcoin y otras criptomonedas no harán sino acentuar más esta tendencia.

¿Hacia dónde va España?

Como hemos visto, la situación no pinta especialmente bien para la economía española. Tras una década sufriendo las consecuencias de la Crisis Financiera de 2008 y un constante endeudamiento, España se vuelve a enfrentar con el demonio del desempleo. Es de esperar que el gobierno, sea del signo que sea, implementará tarde o temprano medidas draconianas para aumentar la recaudación. Con la excusa de la presión europea para decidir sobre finanzas, quizás veamos medidas impopulares aplicarse fácilmente, antes de que los inversores de a pie puedan reaccionar. Tras el reciente aumento de contagios por Covid-19 durante el verano, y la seguridad que ofrecen los 140.000 millones de ayudas, no es de extrañar que veamos un segundo confinamiento en España. Después de todo, si tras un confinamiento Europa envía ayudas, quizás tras un segundo confinamiento envíen más ayudas aún. Esas ayudas no brotan del aire, sino de la deuda. La continua impresión de euros, dólares y otras monedas fiat puede provocar una de las mayores rachas inflacionistas de la historia en todo el mundo, mientras que las haciendas de todo el mundo se verán obligadas a buscar hasta el último céntimo que puedan tasar. Es un momento crítico en la historia de la economía, por lo que todos los poseedores de criptomonedas deben estar más atentos que nunca y anticiparse a estos movimientos.