El Petro ¿Un token fallido respaldado por el Estado o un diamante en bruto?

No es ningún secreto que la economía de Venezuela está llena de problemas derivados de una crisis política en curso y una política monetaria inestable. El país sufre los efectos de la hiperinflación, un fenómeno conocido por erosionar significativamente el valor de una moneda, a veces de la noche a la mañana. Entre 2014 y 2015, la tasa de inflación del país alcanzó los tres dígitos, la más alta del mundo.

A finales de 2019, la tasa de inflación de Venezuela había alcanzado el 53,798,500%. Los informes indican que el salario mínimo del país había caído a unos miserables 40,000 bolívares⁠, equivalente a 2 dólares. Casi finalizando el año 2017, el gobierno venezolano anunció una moneda digital respaldada por el Estado, llamada El Petro, o simplemente Petro. Esperaban que reavivara la economía venezolana y volviera a encaminar a la nación. En un discurso nacional, el presidente Nicolás Maduro, audazmente proclamó que respaldaría el token con reservas de petróleo, gas, oro y diamantes. El token salió a la venta casi un año después. Echemos un vistazo más de cerca al pasado problemático de esta moneda digital respaldada por el Estado y su competencia en forma de criptos descentralizados como Bitcoin.

¿Por qué Petro no logró estimular la economía venezolana?

Poco después del anuncio de Petro, quedó claro que su verdadera intención era permitir las transacciones transfronterizas para evitar sanciones internacionales. No emocionado con esto, el gobierno de los Estados Unidos denunció públicamente al Petro desde el principio. En mayo de 2018, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que prohíbe a los estadounidenses comprar o intercambiar la “cripto” venezolana por completo. Esto significaba que el gobierno venezolano ya no podía cortejar a la mayoría de los inversores internacionales adinerados. Incluso aquellos fuera de los Estados Unidos, probablemente se mantendrían alejados de un activo políticamente volátil. Sin embargo, el último clavo en el ataúd se produjo cuando un informe de Reuters confirmó que a los venezolanos no les importaba el Petro. Pronto no fue aceptado en la mayoría de los puntos de venta. Los pocos usuarios que admitieron haberlo usado se negaron a identificarse y ofrecieron experiencias mixtas.

Liderazgo fallido

Con la fe pública en el gobierno venezolano cayendo a un mínimo histórico, el éxito de Petro parecía muy poco probable en el momento de su lanzamiento. En enero de 2019, una encuesta realizada por Pew Research encontró que solo un tercio de los encuestados confiaba en que el gobierno nacional hiciera “lo correcto” para Venezuela. Entre los dos tercios que se mostraron escépticos con respecto al liderazgo, un 25% adicional dijo que no tenían absolutamente ninguna fe en el gobierno. La encuesta reveló que un 78% de los encuestados dijo que no tenía suficiente dinero para alimentar a su familia en algún momento durante el año pasado. Sin embargo, no solo los ciudadanos de Venezuela desconfían de la criptomoneda respaldada por el Estado. Incluso los defensores más acérrimos de la criptomoneda y blockchain señalan que el presidente y su oficina han hecho poco para demostrar que Petro está respaldado por activos valiosos. Además, los periodistas pronto descubrieron que las reservas de petróleo reportadas en Atapirire, Venezuela, no existían. De hecho, toda la región casi carece de producción de petróleo.

Eludir las sanciones ¿Está Venezuela siguiendo los pasos de Corea del Norte?

Sorprendentemente, esta no es la primera vez que una administración utiliza la criptomoneda para evitar las sanciones internacionales. En 2018, los informes sugirieron que Corea del Norte también estaba usando monedas digitales para generar ingresos. En marzo de 2020, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos impuso sanciones al menos a dos ciudadanos chinos por su presunta participación en el lavado de dinero con criptomonedas robadas. El comunicado de prensa explicaba:

“Las criptomonedas robadas pueden colocarse en capas usando varios esquemas, intercambiarse por moneda fiduciaria, depositarse en cuentas bancarias y negociarse por gift cards. Los ingresos de las actividades cibernéticas maliciosas de la RPDC a menudo terminan en las instituciones financieras chinas “.

La noticia solo salió a la luz dos años después de que surgieron las reclamaciones de que el régimen de Corea del Norte había contratado los servicios de hackers tecnológicos para atacar a las instituciones financieras de todo el mundo. Venezuela aún no se ha encontrado en medio de tal controversia. Sin embargo, sigue atrayendo la ira de los países que aprobaron sus sanciones económicas.

Hace solo un mes, el departamento de Investigaciones de Seguridad Nacional de Estados Unidos (HSI) acusó a Joselit Ramírez Camacho de tener “profundos lazos políticos, sociales y económicos con múltiples presuntos narcotraficantes”. De hecho, Camacho es el funcionario del gobierno venezolano a cargo del Petro. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ahora ha colocado a Camacho en su lista de los más buscados y está ofreciendo una recompensa de 5 millones de dólares por cualquier información que conduzca a su arresto.

¿Cómo Venezuela continúa impulsando la Agenda del Petro en 2020?

Ignorando las críticas generalizadas y la disminución de la fe pública, la administración de Maduro hizo todo lo posible para impulsar el uso y la aceptación del token. En julio de 2019, Maduro ordenó a todas las sucursales bancarias del Banco de Venezuela que ofrecieran a los ciudadanos la posibilidad de comprar e intercambiar Petros. Durante su discurso anual en enero de 2020, Maduro declaró que todas las aerolíneas que vuelan desde Caracas tendrían que pagar el combustible en Petro. La compañía estatal de gas natural Petróleos de Venezuela SA pronto comenzaría a vender 50,000 barriles por día a cambio de la moneda digital. Mientras tanto, a los ciudadanos se les dio la opción de pagar sus impuestos, facturas de servicios públicos y tarifas de pasaporte en petro. Sin embargo, la decisión volvió a perseguir al gobierno, ya que las exportaciones de al menos un millón de barriles de petróleo se suspendieron. Más tarde, en mayo, la controversia se intensificó cuando los investigadores descubrieron que se había creado un nuevo bloque de génesis para el Petro. Esto sugirió fuertemente que alguien había bifurcado la blockchain.  

No es una criptomoneda real

Antes de esto, toda la red de criptomonedas se había desconectado durante cinco días completos con el pretexto de “mantenimiento”. Después de que se restableció, los usuarios debían cambiar sus direcciones de wallet para volver a usarla. En otras palabras, toda la infraestructura de pago de El Petro no solo fue inaccesible durante casi una semana, sino que también se renovó significativamente en ese momento. Sin embargo, el gobierno continúa impulsando su sospechosa criptomoneda hasta el día de hoy. El mes pasado incluso lo aprobó para todas las estaciones de servicio en el país. Según Últimas Noticias, un periódico de Venezuela, El Petro participó en hasta el 15% de todas las transacciones de gasolina.

Intereses de criptomonedas en Venezuela aparte del Petro

En todo caso, la lenta adopción y el crecimiento del Petro no han disuadido al gobierno venezolano de intentar adoptar estándares de criptomonedas. Según un informe de investigación publicado por el medio de comunicación español ABC, la administración de Maduro ha estado utilizando una aplicación de billetera móvil llamada Jetman Pay para convertir los impuestos de aeropuerto de Venezuela en cripto, incluido Bitcoin. Estos fondos se vuelven a convertir en fiduciarios en las casas de cambio con sede en Rusia, China, Hong Kong y Hungría. Luego, la administración presuntamente volvería a ingresar estos fondos al país en forma de dólares estadounidenses. Si bien el sistema actualmente solo lo utiliza el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar en Vargas, Maduro planea emplear la misma estrategia en todo el país. Entre las masas venezolanas, las criptos descentralizadas se han convertido en la opción de facto para muchos trabajadores independientes y migrantes. Si bien las remesas en moneda fiduciaria son posibles en Venezuela, las tarifas exorbitantes y la burocracia hacen que muchos usen alternativas como Bitcoin. Esto ha tenido lugar ya a mediados de la década de 2010. Hoy en día, miles de comerciantes e individuos aceptan pagos en monedas digitales porque son más confiables que el bolívar.

Los venezolanos confían en las criptomonedas descentralizadas por sobre Petro

En marzo de 2019, la BBC entrevistó a varios residentes de Venezuela y descubrió que la gran mayoría de los usuarios de criptomonedas usaban Bitcoin como un refugio de valor y medio de pago. Un trabajador independiente también dijo a la publicación:

“No somos libres de cambiar nuestra moneda por dólares estadounidenses o cualquier otra moneda. No tenemos acceso a los servicios bancarios del mundo, por lo que las cripto nos permite superar esas barreras “.

Dado que los exchanges centralizados como Binance y Coinbase todavía son pocos y distantes entre sí en toda América Latina⁠, los ciudadanos recurren a la compra de criptomonedas de plataformas peer-to-peer como LocalBitcoins. Sin embargo, este enfoque se basa en que los vendedores tengan acceso real a los tokens. La oferta suele ser escasa, y los compradores suelen verse obligados a pagar una prima.

Desde principios de 2020, LocalBitcoins ha reportado un gran aumento en el volumen de comercio venezolano. 350 mil millones de bolívares (VEF) intercambiaron de manos en enero. Esa cifra se situó en 1 billón de VEF en mayo. Según los informes, Bitcoin cotiza a una prima de al menos 700 dólares en comparación con los precios spot internacionales. A pesar de un airdrop ordenado por Maduro el año pasado, El Petro no ha podido mantener ningún valor en el mercado libre. Ahora que su administración ha intentado cada página del libro de jugadas, queda por ver si los venezolanos realmente lo usarán. Sin embargo, con el aumento de los volúmenes de negociación de Bitcoin, parece cada vez más probable que el token respaldado por el Estado continúe siendo eclipsado por alternativas descentralizadas.