Una interrogante frecuente cuando hablamos de los productos de la creatividad humana, es preguntarnos a nosotros mismos ¿qué es arte? Ya que pareciera que nunca queda claro, tal vez solo para los estudiosos de disciplinas artísticas y aún así entre sus definiciones y consideraciones hay diferencias muy marcadas. Ahora, gracias a las garantías ofrecidas por los tokens no fungibles (NFT) resurge un nuevo arte digital que antes era inexistente e inviable, el crypto art; para algunos es el nuevo oro en el mercado del arte y para otros un gran interrogante.
La ambigüedad del arte: ¿Qué es el arte?
La RAE define el arte como:
“Actividad humana que tiene como fin la creación de obras culturales’, ‘conjunto de habilidades, técnicas o principios necesarios para realizar una determinada actividad”
Esta definición oficial nos hace aún cuestionarnos entonces qué es cultura, siendo que la definición de la misma considera que es un conjunto de conocimientos o de modos de vida, así como lo que podemos tomar o no como un conjunto de habilidades para realizar una actividad.
La pobre asertividad en las definiciones de los conceptos mismos pareciera brindar más confusión que claridad a la hora de tomarlas como punto de partida para saber si lo que se encuentra frente a nosotros es arte o no.
¿Qué proporciona valor monetario a una obra de arte?
Si leemos la historia de algunos artistas como Monet, Cézanne, Van Gogh e incluso Warhol, podemos encontrar como común denominador el rechazo y desdén con el que fueron tratadas sus obras al marcar un cambio en las tendencias artísticas hegemónicas de su época, tanto por el público en general y en especial por los críticos más distinguidos de su momento.
Incluso es bien conocido entre la cultura popular la triste historia del único cuadro vendido por el mismo Van Gogh en toda su vida (“El viñedo rojo cerca de Arlés” 1888) y por el cual solo recibió la cantidad de 400 francos, cuando actualmente sus obras son valuadas en millones de dólares.
Tomando esta historia en cuenta, podemos preguntarnos qué ha tenido que suceder para que una misma obra de un mismo artista haya aumentado de manera tan drástica su valor a poco más de 130 años de su creación.
El valor del arte desde mi punto de vista está ligado a diferentes factores como por ejemplo la historia del artista y la de sus creaciones. Mientras más trágica sea esta historia mejor, como las obras perdidas en guerras que han sido recuperadas o las obras de artistas con vidas y muertes que parecieran sacadas de dramas clásicos de la literatura.
Podemos también considerar que las manos por las que han pasado las obras como un aspecto importante para su valuación, ¿A quién han pertenecido? A algún dictador, a un millonario excéntrico, a un amor imposible… ¿Existe algún actor importante detrás de la promoción de la venta de la obra? ¿Qué técnicas fueron usadas para su creación? ¿Rompió paradigmas en su momento para lograr sobresalir del común de su época? Todas estas características juegan un papel trascendental al momento de considerar el valor de una obra de arte y estas mismas preguntas podemos hacernos al momento de cuestionarnos el valor de un NFT.
El cambio de paradigma del mercado digital gracias a la tecnología NFT
Los Non Fungible Tokens (NFT, siglas en inglés) tuvieron su origen en memes anfibios tokenizados en blockchain hace al menos 5 años, causaron furor cuando evolucionaron a los famosos gatitos digitales coleccionables, cryptokitties, en 2017 y provocaron toda una revuelta en el mundo nocoiner en el 2020 y 2021.
Este hecho ha provocado que se cuestione tanto propios y extraños del mundo cripto, si el valor alcanzado por algunas obras que solo existen en formato digital puede ser tan alto como el de una obra “real”.
Las copias y el plagio en el arte digital impide su evolución
Los artistas digitales y sus obras siempre tuvieron un problema serio al momento de ser comercializadas, ya que como todos sabemos, un archivo en una computadora o en internet puede ser replicada a placer e indiscriminadamente. Debido a este aspecto natural del mundo digital, muchos se han aprovechado de esto al hacer uso de imágenes que no son de su autoría para obtener ganancias sin el permiso de sus creadores originales.
Este tipo de plagios han supuesto una pérdida monetaria considerable para los artistas digitales desde hace años, ya que es muy difícil probar la propiedad intelectual sobre un archivo digital a menos que se vaya a un juicio.
El proceso judicial es extremadamente complicado ya que es común que no se conozca la identidad y ubicación geográfica de los mismos ladrones En mi opinión, la mayoría de las veces buscar una justicia desde las instituciones, simplemente sería una pérdida aún mayor de recursos para el artista.
Los tokens no fungibles (NFT) son una garantía de seguridad para los cripto artistas
Visto desde esta problemática, los NFTs han ofrecido una solución para los cripto artistas, al permitirles estampar de forma digital un sello temporal y de propiedad a un archivo digital que permanecerá para siempre en un registro inmutable, esto es posible gracias a blockchain.
Adicionalmente, si su obra es revendida por el primer comprador, es posible que el autor reciba un porcentaje de la reventa a perpetuidad, cosa que jamás sucedió en el mundo “real”.
¿Es el mercado NFT una burbuja o tiene valor real?
Una de las discusiones más actuales en foros y medios es si los NFTs realmente deberían valer lo que valen o si es todo una burbuja, como ya ha sucedido en ocasiones anteriores en el mercado cripto con “proyectos novedosos” como las ICOs.
Desde la humilde opinión de su servidora, el arte es subjetivo así como su valor y puede que para algunas personas como par mi, les parezca impresionante y sumamente valioso el trabajo de artistas digitales como Anna Zhilyaeva, Trevor Jones, Beeple, Moxarra o Gus Grillasca, pero para otros simplemente pueden ser dibujitos sin ningún valor artístico, como en su momento fueron consideradas “La Noche estrellada” u “Olympia”.
Si los NFTs han alcanzado cifras estratosféricas ha sido porque el mercado y los compradores así lo han determinado, ya sea motivados por su propia apreciación del arte o porque lo consideran una inversión para el futuro.
Sea cual sea la razón, a los que actuamos como espectadores no debería afectarnos en lo que gasten o no su dinero los demás, si una persona considera valioso un rolex o un dibujo a computadora debería ser libre de adquirirlo si le place y tiene la posibilidad de hacerlo.
La realidad es que nos parezca o no, nos encontramos ante una fiebre NFT que podría continuar indefinidamente o podría terminarse el día de mañana. Si los compradores motivados por este hype están en un acierto o un error al adquirir estas obras, solamente el futuro nos lo dirá.
Lo cierto es que los NFTs han llegado para marcar una nueva corriente en el arte, y que lo que hoy en día estamos presenciando quedará grabado en la historia a pesar de ser “obras de arte que no existen en la vida real”
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