Reguladores de la UE se enfocan en el cifrado de apps y monedas de privacidad

El Consejo de Ministros de la UE ha propuesto una nueva resolución sobre aplicaciones de mensajería cifrada como WhatsApp y Signal, según un borrador publicado el 6 de noviembre. El medio de comunicación austriaco, RadioFM4, fue el primero en informar sobre el acontecimiento. La resolución cita aplicaciones de comunicación con cifrado de extremo a extremo por la “abuso con fines delictivos” como el motivador para reinar en su poder. Destacó la necesidad de acceder a pruebas electrónicas como elemento clave en la lucha contra los delitos. Sin embargo, pide que se mantenga el equilibrio entre la protección de los derechos fundamentales y la capacidad de hacer frente a la criminalidad.

El Consejo de Ministros no es un organismo oficial de la UE, sino que se trata de ministros de los países miembros de la UE. Su última propuesta es una manifestación de la postura que los reguladores de la UE desearían adoptar con respecto a las aplicaciones que preservan la privacidad. El Departamento de Justicia de EE.UU. (DoJ) ha hecho sugerencias similares contra el cifrado a raíz de crímenes atroces. Las autoridades se enfrentan a una tarea monumental en la regulación de un mundo cada vez más digital. Las tecnologías emergentes han roto las fronteras geográficas, ya sea en finanzas o comunicación. Los organismos globales, como el G20, están recurriendo a la cooperación internacional para tratar estos acontecimientos. Pero el desafío permanece al no existir normas estrictas con respecto a la regulación del complejo campo de las nuevas tecnologías.

La lucha contra el cifrado de las monedas de privacidad

Durante los últimos meses se han analizado las monedas de privacidad y los protocolos descentralizados. Varios gobiernos han comenzado a abordar las dificultades para regular el espacio de las criptomonedas. La falta de una figura central a la que hacer responsable dificulta la perspectiva. El principal objetivo de los gobiernos ha sido las monedas de privacidad, que protegen todos los datos de transacciones. Monero y Zcash son buenos ejemplos. Los defensores de la privacidad, como Edward Snowden, han hablado repetidamente de las monedas de privacidad, definiéndolas como imprescindibles en un mundo digital.

El Servicio de Impuestos Internos (IRS) de Estados Unidos ha ofrecido una recompensa por el valor de 1,25 millones de dólares a empresas de inteligencia blockchain que consigan descifrar el protocolo de privacidad de Monero. Aunque hasta ahora Monero ha resistido, hay informes que afirman que podría no ser infalible. CipherTrace dijo en agosto de 2020 que había descifrado Monero, aunque los críticos afirman lo contrario. En octubre de 2020, Europol publicó un informe sobre delitos cibernéticos en el que se etiqueta las monedas de privacidad y los mercados descentralizados como las principales amenazas cibernéticas. Aunque las monedas de privacidad en sí mismas pueden no estar sujetas a la aplicación de la ley, los exchanges han cumplido con las normas que solicitan su eliminación. ShapeShift eliminó a Monero y a Dash del exchange con poco aviso previo. OKEx Korea también eliminó varias monedas de privacidad para cumplir con las pautas del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI).

Aplicaciones de comunicación descentralizada

Los equipos de desarrollo blockchain también están trabajando en aplicaciones de comunicación descentralizada con comunicación cifrada. Esto se sumaría aún más a los problemas de las autoridades que enfrentarían problemas similares asociados con la lucha contra las monedas de privacidad. Status y Dust, respaldado por Mark Cuban, son dos de las aplicaciones de comunicación más conocidas para preservar la privacidad. Proporcionan cifrado descentralizado de extremo a extremo para los usuarios, aunque aún no están al mismo nivel que WhatsApp y Signal. Dado que las autoridades regulan las aplicaciones de comunicación cifrada y centralizada, sería razonable esperar una migración hacia las variantes descentralizadas. En tal escenario, la capacidad de supervisar, registrar y citar pruebas electrónicas sería mucho más difícil.