El Festival de Cannes 2025 ha comenzado con un notable protagonismo del cine español, que no solo ocupa un lugar en la Sección Oficial, sino también en las principales muestras paralelas que enriquecen la programación más allá de la Croisette.
Una de las propuestas más llamativas es +10K, un cortometraje dirigido por Gala Hernández López, que competirá dentro de la Quincena de Cineastas. La pieza ha captado la atención internacional al abordar un fenómeno contemporáneo: la obsesión por alcanzar el éxito económico a través de atajos, entre ellos las criptomonedas.
Criptomonedas y sueños rotos: película española brilla en Cannes 2025
+10K es el retrato íntimo de un joven de veintitantos años que vive con su abuela y sueña con una vida de riqueza en Miami. Movido por el objetivo de ganar diez mil euros al mes, se sumerge en el mundo de los entrenadores motivacionales, los eventos de desarrollo personal y las inversiones en criptoactivos.
Este viaje no es tanto una historia de superación como un ensayo crítico sobre los espejismos del capitalismo digital. A través del personaje, la directora construye una reflexión profunda sobre cómo se generan los deseos y qué modelos de vida se consideran válidos o deseables en la era de las redes sociales.

Hernández López ya había causado revuelo con La mecánica de los fluidos, un trabajo centrado en el fenómeno de los incels y la masculinidad en crisis. Ahora, con +10K, continúa su exploración de las narrativas digitales, conectando las aspiraciones de los jóvenes varones con un contexto de precariedad estructural heredado de la crisis económica de 2008. La promesa de un futuro brillante, sostenido por una retórica vacía y la viralidad de ciertos contenidos, se convierte en el combustible que alimenta su protagonista.
Película española sobre criptomonedas impacta en la Quincena de Cannes
En el director’s statement, se plantean preguntas incisivas: ¿qué herramientas tenemos hoy para cuantificar la satisfacción personal? ¿Quién define lo que es una vida legítima o exitosa? ¿Y qué papel juega el desprecio de clase en esa construcción colectiva del deseo? Estas cuestiones no solo afectan a los personajes en pantalla, sino que interpelan directamente al espectador, invitándolo a cuestionar la economía emocional detrás del culto al éxito inmediato.
Lejos de presentar las criptomonedas como una amenaza o una solución, +10K las utiliza como símbolo de una época marcada por la volatilidad: la del mercado, pero también la de las emociones.
El cortometraje no busca moralizar, sino encender una discusión sobre el tipo de sueños que estamos dispuestos a vender y las condiciones materiales que hacen que tantos los compren. En este sentido, el filme se inscribe en una corriente de cine político contemporáneo que se interesa por las transformaciones subjetivas en la era del capitalismo digital.
Que Cannes haya incluido esta obra en su Quincena de Cineastas —uno de los espacios más respetados para el cine de autor— es también un indicio de que el festival no solo mira al pasado glorioso del séptimo arte, sino que se atreve a interrogar el presente. Y en ese presente, las criptomonedas, los influencers financieros y los algoritmos del deseo no son solo parte del decorado, sino del argumento central de nuestras vidas.
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