El mundo blockchain está feliz por que se ha producido la esperada implantación del cambio “The Merge” en la red de Ethereum. Yo no comparto este optimismo.
Este cambio, que algunos ya han denominado como “el más grande hito en la historia de las criptomonedas”, pretende, entre otras cosas como uno de sus principales objetivos, reducir el consumo energético de la red gracias a la modificación derivada del procedimiento de ejecución de minería de la red, el protocolo de consenso “Proof-of-Work” (prueba de trabajo) al haberlo cambiado al protocolo “Proof-of-Stake” (prueba de participación).
En el primer caso, la inclusión de nuevos bloques en la cadena se produce cuando uno de los mineros, en competición abierta con todos los otros mineros declarados de la red, resuelve el desafío criptográfico embebido en el bloque. Dado que todos los mineros están tratando de resolver este problema al mismo tiempo, y que el problema matemático en sí mismo no es trivial, supone una elevada ejecución de operaciones en CPU/GPU lo que lleva a un consumo de energía importante en cada nodo. Y como el número de nodos mineros en la red es relativamente alto, el consumo global de la red es alto. Este consumo agregado es lo que ha cambiado con la implantación de “The Merge” el pasado 15 de septiembre.
Sin datos aún para poder apoyar, o desmentir, esta hipótesis, la comunidad Ethereum ha estimado que el gasto de energía será, aproximadamente, un 99,5% inferior al anterior con PoW. De ser así, será una gran noticia para el conjunto del planeta; una no tan buena noticia para las compañías del sector energético que se lucraban a costa de los mineros; y una no tan deseable noticia, realmente, para los que pensamos que las redes blockchain deben ser totalmente descentralizadas si quieren aportar una diferencia significativa con otras tecnologías.
Merge: un mal para la descentralización de Ethereum
Os preguntareis por qué escribo que no es una noticia deseable para la descentralización que se haya producido el “The Merge”. Lo explico.
Tenemos que empezar viendo la distribución de nodos mineros en el mundo. Podíamos observar, ya antes de este hito, una cierta tendencia a la centralización en grandes pools de minería asociados a fondos de capital riesgo (sí, esos chicos tan importantes para la economía mundial) tanto en China como en EE. UU. y, en menor medida, en otras partes del mundo. Esto no era una buena noticia para la salud de la red Ethereum puesto que, en definitiva, significaba que una “asociación” de estos mineros podría alterar la cadena y, en el peor de los casos, reescribirla. No había ocurrido aún, en mi opinión, porque la dificultad del protocolo PoW contrarrestaba a ese hipotético plan de perversos mineros asociados. No había garantía que un pequeño minero pudiese minar un bloque, como de hecho ocurrió en un par de ocasiones en este año, y fastidiara el plan.
Sin embargo, el paso a PoS hace mucho más sencillo, que no fácil, esta manipulación de las cadenas de bloques. Recordemos que el protocolo PoS se basa en el concepto de que un nodo que quiere ser validador se debe comprometer con la red manteniendo una serie de ethers bloqueados como garantía de su buen hacer en el trabajo y que los bloques son propuestos por un validador y refrendado por un grupo selecto de otros nodos validadores (que ya no son todos los mineros en competencia total). Pero ¿qué ocurre cuando un grupo de nodos validadores, suficientemente grande, asociados a un mismo pool, están participando en este juego? Pues que, realmente, aunque el protocolo establece una cierta aleatoriedad en la asignación de validadores cada cierto tiempo, podemos ver, usando un simple ejercicio de probabilidad, que es muy probable que el pool, en su conjunto, pueda manipular los datos si los validadores de las rondas son todos “amigos” asociados al mismo pool. Más aún, cuando el beneficio ahora no viene dado por el propio proceso de minería sino por las propinas que las transacciones dejan a los mineros validadores, con lo que el lucrativo negocio que tenían anteriormente ha disminuido.
¿Cuál es su nuevo incentivo para seguir minando? ¿solo las propinas? Recordemos que minar ethers era el más lucrativo de los diferentes procesos de minería hasta el momento. Tal vez por este cambio de tendencia asociado al protocolo, se ha empezado a producir una venta masiva de tarjetas GPU en el mercado de segunda mano, lo que sustenta esta hipótesis de que hay una desbandada generalizada de “inversores” mineros dejando únicamente en el proceso a los grandes interesados. Y eso no es bueno para la verdadera descentralización. Porque los que se están quedando son muchos de los asociados a los grandes pools y muy pocos de los individuales.
Vitalik Buterin siempre quiso utilizar Proof-of-Stake para Ethereum
Me resulta curioso que el propio Vitalik Buterin, en declaraciones a ciertos medios, haya defendido que siempre quiso tener el PoS desde el inicio, pero que le aconsejaron implantar inicialmente PoW para poder extender la red Ethereum a un número suficientemente grande de personas, que no se hubiera podido conseguir de otro modo, y provocar una adopción de la tecnología junto con una perversa situación de dependencia de casos de uso sobre la red.
No soy amigo de las teorías conspiranoicas así que pienso que más bien se uso PoW porque es un buen algoritmo de descentralización de la decisión y porque hace unos años no teníamos tan asumido la conciencia de reducir el consumo de energía asociado ni teníamos una guerra en Europa ni un entorno económico inflacionario global. Pero, si era o no verdad que PoS era el destino de Ethereum desde el inicio, eso sólo Buterin nos lo podrá confirmar. Ahora solo queda observar y esperar que “The Merge” realmente no se convierta en un proceso involutivo.
Sobre el autor: Juan Luis Gozalo
Ingeniero Informático con más de 30 años de experiencia, principalmente en entornos financieros. Ha sido responsable de coordinación tecnológica en la Asociación Nacional de Blockchain Alastria entre 2018 hasta finales de 2020. Anteriormente, ocupó puestos de Dirección de IT, entre los que destacan el de Director de Nivel de Servicio de Tecnología en Banco Santander España entre 2007 a 2017 y en Banco Barclays, entre 1990 a 2007, donde fue responsable de diversos departamentos en Tecnología y en donde fue Arquitecto de la solución multicanal de oficinas, call centre y banca a distancia basada en los sistemas incipientes de redes distribuidas sobre internet aplicando descentralización y operación sin conexión. Ha compatibilizado estas labores con una labor académica en los últimos años en la Universidad Internacional de La Rioja en cursos de experto en DevOps y en Desarrollo de aplicaciones Blockchain y en otras universidades online. En la actualidad es responsable de las líneas Web3 de OpenCanarias como Product Manager.
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