¿Qué es devaluar?: El caso del peso argentino

En palabras simples, la devaluación es la perdida de valor de una moneda. Durante la historia los casos de grandes devaluaciones se han repartido por el mundo, pero hay un país que se usa como ejemplo a la hora de explicar un escenario como este: Argentina.

Desde 1940, Argentina viene entrando y saliendo de crisis económicas que lo único que han hecho es acentuarse y complicar la vida de sus ciudadanos. De ser el país más rico de la región, a ser uno de los más pobres.

La devaluación del peso argentino

Pero toda la situación de la devaluación se ha acentuado en los últimos años. El dólar llegó a costar mil pesos y la incertidumbre por la moneda gaucha no deja de crecer. Por esto, este caso sirve perfecto para explicar a la devaluación, un fenómeno económico que genera más problemas de lo que se cree.

Antes de comenzar a ver el caso argentino hay que explicar qué es la devaluación. La devaluación es la perdida de valor de una moneda en relación a otras divisas. Este proceso puede darse gracias al mercado cambiario o por una decisión de los gobiernos.

Esto último es una práctica muy común, sobre todo en países con industrias en crecimiento. Para poder competir con las grandes potencias económicas, los gobiernos devalúan para que sus productos sean más baratos y puedan vender más y atraer más inversión.

El problema de la devaluación parte cuando esta nace a partir de malas políticas monetarias como lo es la emisión exagerada para cubrir deuda. Aquí es cuando entra en acción el mercado.

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La explicación es simple. Un gobierno decide cubrir su deuda pública a partir de emitir más dinero. Esto aumenta el tamaño de la masa monetaria, haciendo que haya más dinero de lo que debería haber en la economía.

A partir de aquí se da un principio básico de la economía de mercado: a mayor oferta y menor demanda, el valor del activo cae. Al haber más dinero del solicitado, este pierde el valor. Esto genera una reacción en cadena donde los actores huyen de la moneda devaluada ante la perdida de su valor y se genera lo que se conoce como emisión terciaria.

Como se ve, todo esto es un proceso complejo en donde entran diversos factores que van desde las decisiones gubernamentales, hasta la psicología.

Argentina, el país de las devaluaciones

Ahora, Argentina, la tierra de Diego y Lionel. Este país tiene un historial larguísimo de devaluaciones que afectaron a su economía. Todo esto ha sido impulsado por varios factores, incluyendo retrasos en reformas económicas, inconsistencias macroeconómicas, y la falta de un plan económico integral que pueda llevar a buen puerto a la economía.

Todos estos hechos son los que han hecho que el peso se devalúe, abriéndole así la puerta a una inflación que se ha vuelto endémica y que ha destruido la riqueza de los argentinos.

Para entender el contexto actual hay que irse al inicio del problema: el comienzo del siglo XX.

Argentina fue uno de los países más ricos para inicios del siglo. Su amplio número de terrenos cultivables la hicieron el granero del mundo, y su vasta cantidad de recursos naturales la hicieron un lugar atractivo para los inversores de Europa y Estados Unidos.

Pero todo cambió en cuestión de años. Primero, la Gran Guerra alejó a los inversores europeos que se encontraban más ocupados en sus conflictos. Luego la gran depresión hizo que la economía mundial se contrajera, disminuyendo las ventas y los precios de los productos que vendían desde Argentina.

Esto metió al país en una crisis y como en todas las crisis apareció la figura de un líder que aseguraba que iba a acabar con ella. Así nace Juan Domingo Perón.

Nacionalista y carismático, Perón llegó al poder prometiendo cambiarlo todo. Nacionalizó empresas y empezó una serie de programas sociales. El Estado no dejó de crecer y los problemas no se resolvieron.

Todo esto hizo que, aún con todo el respaldo que tenía, Perón fuese derrocado, iniciando así un proceso turbulento de la historia argentina llena de golpes de Estados y dictaduras.

La era Menem y los orígenes de la crisis actual en Argentina

La dictadura militar argentina terminó en 1983 tras las elecciones que le abrieron la puerta a la democracia. Ese año ganaría Raul Alfonsín, un presidente que tuvo la gran tarea de democratizar al país y de restaurar una economía que estaba en crisis.

Para que se entienda la situación de 1983, el Estado argentino estaba sobredimensionado. Las nacionalizaciones, los años de inestabilidad, la gran intervención del Estado en la economía y la guerra de las Malvinas habían dejado al país con unas financias precarias.

Ante esto Alfonsín decidió afrontar la crisis, pero no lo logró. Las continuas amenazas del sector militar, las revueltas de los sindicatos peronistas y la hiperinflación destruyeron al proyecto de Alfonsín y le abrieron la puerta a Carlos Saúl Menem.

Menem era un político particular. Carismático, nacionalista, proveniente de las provincias y del peronismo, Menem se presentó a las elecciones con el objetivo de darle vuelta a todo. Y así lo hizo.

Los primeros dos años fueron complicados. La inflación anual llegó a 3,000% en 1989 y a 2,300% en 1990. Todo parecía que se iba a torcer, pero Menem decidió aplicar la ley 23696 para reformar al Estado, una ley aprobada en 1989, pero que se empezó a aplicar en 1991.

Así se aplicó una receta llamada por Menem como La Economía Popular de Mercado. Eliminaron el Austral, moneda argentina hasta el momento, para darle paso al Peso y quitarle 4 ceros a la moneda. Esto hizo que el peso estuviera a la par del dólar, dándole más estabilidad al mercado cambiario.

Luego de esto se liberalizó la economía y se empezó un proceso de privatización de las empresas del Estado. Así arrancan 4 años de bonanza económica. El país creció en un promedio del 7% y la pobreza se redujo hasta el 22%. Todo parecía ir bien, pero el problema seguía latente.

Argentina: El “corralito” y la paridad con el dólar

Los éxitos del primer mandato de Menem hicieron que se reeligiera con un amplio margen. Todo parecía indicar que este éxito no iba a dejar de parar, el problema es que el mal endémico argentino no había parado, sino que se había ocultado.

Aún con las privatizaciones, el Estado seguía siendo gigantesco. La deuda pública no había dejado de crecer, al punto de que se pasó de tener una de 63 mil millones para 1989, a otra de 123 mil millones para 1995.

Mientras esto pasaba estaba el problema del peso. La paridad con el dólar era algo artificial impuesto por el gobierno. La convertibilidad fija era un problema a dos bandas. Por un lado el gobierno tenía que hacer frente a la demanda y por el otro, los empresarios no podían soportar los costos que una paridad fija implicaba.

Y así inicia el camino al corralito. En 1999 se va Menem y llega Fernando de La Rua. El país estaba en recesión por lo que era necesario un paquete de medidas, paquete que no llegó como se esperaba.

Y es que De La Rua  no recortó el gasto público, problema fundacional de toda la crisis, sino que lo mantuvo y decidió aplicar medidas para tratar de paliar todo. Obligó a los bancos a comprar deuda, hizo un canje de la deuda a corto plazo y aplicó una serie de maniobras que no ayudaron a la estabilidad.

Los depósitos bancarios cayeron, el desempleó tocó el 34% y el financiamiento se detuvo. Ante esto, el gobierno decidió aplicar una serie de restricciones a los bancos que limitaron la liquidez, comenzando así el Corralito.

Esto es un punto y a parte para la economía argentina. En cuestión de días, los ciudadanos no pudieron movilizar su dinero, generando una gran desconfianza en su moneda y sus instituciones.

La era de estabilidad argentina y la llegada del dólar a mil

Tras el Corralito y la renuncia de De La Rua, Argentina comenzó su proceso de devaluación. Eduardo Duhalde asumió el cargo aplicando una serie de medidas entre las que se incluyó el fin de la convertibilidad y la primera devaluación de la moneda del siglo XXI.

Gracias a esto y a una serie de medidas, la economía argentina revivió. La devaluación del peso ayudó a mejorar la estructura de costos de las empresas, dándole un crecimiento progresivo a la economía.

Esto se mantuvo tras la llegada de Néstor Kirchner al poder en 2003. Desde entonces hasta el 2014, el peso argentino se mantuvo estable gracias a una participación del Estado en la política cambiaria.

Pero en enero de 2014, con una crisis en puerta gracias al gran endeudamiento que había realizado Cristina Fernández de Kirchner desde el 2007, la devaluación llegó.

Realmente la devaluación no se da en enero, sino en los meses finales del 2013. Para esa época ya el Banco Central había empezado con una política para devaluar al 1% el peso de forma mensual, pero en enero se decidió aceptar la realidad y el peso se devaluó en un 23% para tratar de acortar la brecha con el mercado paralelo.

Desde entonces, Argentina ha vivido una serie de devaluaciones que han llevado a que el dólar valga mil pesos. La más alta se vivió al asumir Mauricio Macri en 2015 cuando el peso se devaluó en 50% tras unificar los tipos de cambio.

Para que se entienda, en enero del 2014 el dólar costaba 6.8 pesos, desde entonces, el peso se ha ido devaluando hasta llegar a los 972 pesos por dólar. Una pulverización total del valor del peso argentino.

El desastre cambiario argentino

Antes de seguir hay que explicar lo que para muchos es un hecho casi a la par de la física cuántica, el sistema cambiario argentino.

Durante todo el siglo XXI el control cambiario ha sido la norma menos en el periodo de Macri. De resto, ha existido un dólar oficial que es el que mantiene el gobierno, y el conocido como Dólar Blue, que es el del mercado negro.

Pero con el gobierno de Alberto Fernández, esto se ha complicado.

Actualmente en Argentina hay por lo menos, 10 tipos de cambio. Aquí se tiene que hablar del dólar blue, del dólar oficial, del dólar ahorro, del dólar MEP y CCL, y del dólar Tarjeta. Incluso se llegó a hablar del dólar Qatar, tipo de cambio que se tomó en octubre del 2022 coincidiendo con el inicio del mundial de Qatar.

Ahora bien, todos estos cambios sirven para generar confusión y tener controlado los gastos de la gente. Hay que recordar que Argentina es de los países con mayor carga fiscal del continente y en uno de los sectores en el que el Estado cobra son las compras en el extranjero.

Así Argentina tiene una de los mercados cambiarios más complejos del mundo, con hasta 15 tipos de cambios que al final tienen que regirse por lo que diga el mercado.

El fenómeno Milei y el futuro del peso argentino

Ahora bien, hay que hablar de la actualidad, el gobierno de Alberto Fernandez y el fenómeno Milei.

Fernández llegó al poder tras los 4 años fallidos del gobierno de Mauricio Macri. La situación si bien no era tan catastrófica como la del 2001, sí era bastante compleja. La deuda pública y exterior había crecido, y el dólar se había devaluado hasta un 60% en el mandato macrista.

Pero Fernández no resolvió nada. Durante este periodo se vivió la época con mayor devaluación de las últimas 5 décadas. El dólar pasó de costar 60 pesos para 2019, a 900 para finales de mandato de Fernández.

Así se empezó a gestar una nueva fuerza política: La Libertad Avanza, un proyecto político dirigido por Javier Milei que propone un cambio total de la estructura del Estado argentino.

Milei se hizo popular en Argentina a partir de 2018 cuando gracias a las entrevistas que le hacían en televisión y los videos que salían en YouTube, se empezó a volver la voz cantante de un proyecto liberal.

Tras años opinando de la política, Milei entra al Congreso en 2021, aquí comienza un proceso que lo ha llevado a ser candidato presidencial en este 2023 y estar al borde de ser presidente del país, pero ¿qué propone Milei?

Javier Milei propone un paquete de medidas liberales que buscan liberalizar al máximo a la economía argentina. Una de estas medidas es la dolarización, básicamente el fin del peso y dejarle al ciudadano que escoja.

Esto fue lo que hizo que tras ganar Milei las primarias, el gobierno tuviese que devaluar ante la incertidumbre de los mercados sobre el peso

¿Se viene la dolarización en Argentina?

“Si dolarizamos no hay más devaluación ni inflación”

Al momento en que se escribe esta nota todavía no se sabe si Milei será presidente de Argentina, lo que sí se sabe es que su propuesta es acabar con el gran problema de la inflación a partir de eliminar el peso.

El objetivo de esto es simple, acabar con la emisión monetaria que tanto afecta a Argentina y al peso.

Y es que el gran problema de Argentina y su moneda nace de lo que se mencionó anteriormente, una emisión exagerada de dinero. Según datos del Banco Central de Argentina, en los últimos 10 años, la base monetaria ha tenido una variación al alza del 2000%.

Todo esto sucede en medio de una caída de la inversión y el consumo en Argentina. Generando así el caldo de cultivo perfecto para que se diese la crisis que se está viviendo en el país austral.

Por todo esto Milei quiere dolarizar y acabar con la constante emisión monetaria. El problema es que hacerlo no es tan fácil y primero tiene que ganar las elecciones. Según su propuesta, esto no es una medida que se hará de golpe, sino que ira progresivamente.

Por esto, habría que esperar a ver qué pasa con las elecciones que se celebraran este domingo 22 de octubre.

Por ahora, el futuro es incierto, pero el pasado y el presente es un hecho. La historia reciente de Argentina se ha visto marcada por un aumento constante del gasto público, de una gran emisión monetaria y de una inflación e hiperinflación constante.

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En todo esto el tipo de cambio ha sido un problema en las sombras. Aunque la inflación haga ruido, la devaluación perjudica a todos, obligándolos a irse por otras vías para salir de los controles.

Al final, en medio de una recesión, con la tercera inflación más alta del mundo y con la devaluación sin parar, Argentina entra en un momento complejo de su historia. Esto es uno de los mejores casos para explicar cómo se da una devaluación.