Uno de los tópicos que sigue resonando respecto a la blockchain es el de la transparencia de los datos en el manejo de las transacciones y operaciones con la incorporación de estas nuevas tecnologías digitales. Lo primero que hay que afirmar en este contexto es que una de las características identitarias de blockchain es su transparencia, y de eso no hay dudas. Cualquier individuo puede ver el origen, el destino y el monto de cualquier transacción e interacción en blockchain entre direcciones públicas.
Al respecto, el hecho de poder transparentar procesos públicos como la contratación y seguimiento de una obra pública mediante blockchain, entre tantas otras posibles operaciones, demuestra que se podrá auditar a cualquier ciudadano y a cualquier proceso. No sólo ver el destino de cada uno de los fondos estipulados sino la trazabilidad de documentos, auditorías, subcontrataciones y otros.
Sin embargo, hay que decirlo, no todas las blockchains son inmutables y seguras. La seguridad e inmutabilidad de una blockchain no se da per se por ser una blockchain. Depende de factores importantes como cantidad de validadores, distribución de nodos, protocolo (PoW, PoS), costo económico de un ataque del 51%, antigüedad de la cadena, resiliencia, etc. El trilema de escalabilidad, seguridad y descentralización es un problema con que la tecnología blockchain lidia desde sus inicios. Existen aquellas escalables y descentralizadas pero con problemas de seguridad y también existen seguras y descentralizadas pero con problemas de escalabilidad, como ni más ni menos que Bitcoin.
Los denominados contratos inteligentes o smart contracts son instrumentos válidos para brindar transparencia. Para los que no conocen el término, se llama de este modo a un software que se ejecuta automáticamente cuando alguna de las partes cumple o incumple alguna cláusula del mismo. Es determinístico por lo que no requiere interpretación, no requiere de un tercero de confianza o un “supervisor”. Al estar desplegado en blockchain, ese software es inmutable. Todo esto hace que una vez aceptadas las reglas del contrato inteligente no hay forma de volver atrás y no está sujeto a subjetividades. Sin dudas es sinónimo de transparencia, es un proceso automatizado.
Algunos gobiernos están comenzando a utilizar algunas herramientas de tecnología que hagan más transparente su acción aunque aún es muy temprano y la adopción es menor. Por supuesto que habrá reticencias lógicas para incorporar tecnologías que transparenten procesos que históricamente fueron más oscuros, pero definitivamente esto dependerá de si se transforma en una demanda social o no. Al respecto, Vitalik Buterin se ha mostrado en los últimos tiempos en reuniones con políticos con algo de interés genuino debido a la ignorancia y al desconocimiento de nuevas tecnologías por parte de la élite política pero mayoritariamente responde a cuestiones de marketing e imagen.
Qué dejó el 2022 y qué espera para 2023 para el sector blockchain
La tecnología blockchain por sí sola no brinda seguridad y transparencia por más que sea la más desarrollado del mercado. El 2022, fue un año donde predominaron sensaciones de FUD (por sus siglas en inglés Fear, Uncertainty, Doubt) debido a un bear market bastante particular no solo por la caída del mercado en general sino sobre todo por los derrumbes de jugadores bastante relevantes en el ecosistema como fueron Terra, FTX, BlockFi, etc. A pesar de ello el ecosistema siguió construyendo de forma consistente y la mayor muestra de esto fue el Merge en Ethereum para pasar de PoW a PoS.
Latinoamérica es sin dudas uno de los lugares donde blockchain y crypto tienen mayor impacto, por sus características socio-económicas, y donde más se está construyendo también. De hecho tanto DevCon en Bogotá, como ETH LATAM Bs As y La Bitconf en Argentina fueron extremadamente exitosas en un contexto de bear market, lo que muestra que las expectativas a futuro son muy grandes.
Hay un debate sobre si hace falta más regulación o no. Yo personalmente creo que sí. Incluso compañías muy cercanas a conceptos de regulación como FTX han realizado maniobras fraudulentas y alejadas de las buenas prácticas. La caída de Terra fue el comienzo de una serie de caídas muy grandes durante este año que dañaron mucho la reputación del ecosistema en general. Y lo que es muy fácil de destruir luego es muy difícil de construir nuevamente, cuando hablamos de confianza sobre todo.
Puntualmente en FTX lo primero que hay que decir y repetir es: “not your keys, not your money”. Parece aburrido repetirlo pero nunca está de más hacerlo.
Un Exchange no es un banco tradicional que funciona como multiplicador de dinero y está respaldado por un banco central emisor de moneda fiat. Por lo tanto, un Exchange no puede apalancarse ni con dinero de sus clientes ni con tokens propios. Y debe también mostrar de manera clara y transparente la existencia de los fondos resguardados y la cantidad de deuda y tokens utilizados en sistema DeFi o centralizados. Europa con MiCa ya está comenzando a jugar en ese sentido. Estados Unidos está preparando el terreno para regular, creo yo de forma importante al sector. Los casos de FTX, Terra, etc sin dudas no ayudarán porque sirven de excusa para regulaciones más severas, en un momento donde sin dudas la regulación se incrementará.
Estos cimbronazos que sufrimos en este 2022 van a prolongar un poco el bear market. Se ve un mercado lateralizado en 2023. Puede que el piso ya lo hayamos visto, pero depende de muchísimos factores. La adopción se incrementará si pensamos en productos diseñados para los usuarios. Tecnología no es producto. Y los usuarios necesitan productos.
Sobre el autor: Martín Gonzalez
CEO y co-fundador de BAG, compañía de tecnología blockchain que ofrece herramientas diseñadas especialmente para el arte y la cultura. Ingeniero Hidráulico Civil y magister MBI. Socio gerente de la consultora Hydea, que realiza servicios de ingeniería y ambientales, trabajando con grandes empresas con compromiso ambiental y sustentabilidad. Heavy user de Fintech, Bitcoin, DeFi y nuevas tecnologías.
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