En el siglo XV se introdujeron por primera vez las raquetas a un deporte que consistía en golpear una pelota con la mano, dando paso al tenis similar a como hoy lo conocemos. Las raquetas en ese entonces distaban bastante de lo que son ahora. Su material principal era la madera, y no se lograba distinguir el mango del marco. Así hasta el siglo XIX, cuando por primera vez se le agregó un mango al instrumento, aun así, el objetivo del deporte era similar al actual.
Pasaba el tiempo y las mejoras a las raquetas continuaban. Se le agregaban nuevos patrones en el cordaje, uno que otro clavo, distintos tipos de madera, en fin, avances que permitían a los jugadores poseer mejores herramientas para cumplir su objetivo, reconociendo que lo antiguo, si bien funciona, puede ser mejorable. ¿Hubo resistencia? Probablemente sí, pero al final ganó el progreso.
Evolución de las raquetas de tenis
La madera reinó hasta la década de los 80, cuando las raquetas comenzaron a ser construidas de grafito, fibra de carbono, fibra de vidrio, y otros materiales ligeros, cuyo foco es, nuevamente, potenciar las características del tradicional instrumento.
El exjugador estadounidense, John McEnroe, dijo al diario “El Espectador”:
“Solíamos usar diferentes implementos, como soportes de madera en diferentes cuerdas de la raqueta, por lo que el juego era más lento y estratégico. Ahora es un juego más veloz, porque hay mucho más poder en las raquetas y en la tecnología para que las cosas sucedan precisamente así: más rápido”
Dinero, oro y USDC
Y lo mismo pasa con el dinero: al igual que las raquetas, sus formas no son estáticas. Primero se usaba el trueque, luego piedras, oro, papeles (billetes), hasta llegar a lo que vemos hoy. La historia del dinero y sus distintos avances responden a una necesidad de mejorar lo que ya se tiene.
En su momento el oro, que era usado mundialmente como método de pago, se volvió inviable, porque los humanos comenzamos a viajar más lejos y más rápido, necesitábamos una forma de mover ese valor, y nacieron así las monedas y billetes, que hasta ahora seguimos usando, pero cada vez menos.
Hoy, la humanidad requiere una forma de dinero que responda a la hiperconectividad en la que estamos insertos gracias a internet, y así es como nacen las alternativas 100% digitales.
USDC es una de ellas, y al igual que como ocurrió con las raquetas de tenis, viene a plantear múltiples mejoras a lo que ya conocemos, respondiendo a la nueva manera que tenemos de interactuar.
Con USDC, la criptomoneda estable ligada al dólar, podemos enviar y recibir dinero desde y hacia cualquier parte del mundo en cuestión de minutos, ignorando casi por completo las fronteras geográficas. Al ser 100% digital, los costos de transportarlo se vuelven irrelevantes, sumando a esto un nivel de transparencia y rastreabilidad muy difícil de encontrar en formas antiguas de dinero.
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