El uso de criptomonedas como alternativa de pago para la compra internacional de combustible ha sido descartado por la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), cuyo presidente, Armin Dorgathen, aseguró que no es una opción viable en el corto plazo.
El principal motivo, según detalló en una entrevista con la red Erbol, es la falta de regulación y aceptación en el mercado internacional de carburantes. A esto se suma que las plataformas que operan con criptoactivos, como Binance, no ofrecen ni el volumen necesario para las operaciones de la petrolera ni un tipo de cambio favorable respecto al dólar físico, lo que genera una clara desventaja económica.
Industria petrolífera boliviana rechaza criptomonedas como método de pago internacional
Dorgathen fue enfático al señalar que “la mayoría de las empresas aún no lo aceptan como una forma de pago”, por lo que se vuelve improbable considerar los criptoactivos como medio para financiar importaciones de combustible.
Además, el volumen que mueve YPFB es considerablemente alto, y aunque plataformas como Binance son de las más seguras del ecosistema, sus mercados no alcanzan la escala que la empresa necesita para cubrir la demanda boliviana. Otro elemento crítico que desalienta la adopción de estos activos digitales es el desfasaje entre el dólar cripto y el dólar del mercado paralelo físico, lo que encarece las operaciones.
Este rechazo a las criptomonedas no puede desligarse del contexto económico boliviano, marcado por una creciente escasez de dólares.
El país importa el 90% del diésel y más del 50% de la gasolina que consume, en un esquema de subvención estatal que mantiene los precios congelados en Bs 3,72 por litro de diésel y Bs 3,74 por litro de gasolina. Esta política implica un gasto semanal de aproximadamente 56 millones de dólares para el Estado, que enfrenta dificultades para acceder a divisas en un mercado cada vez más restringido.
Criptomonedas quedan fuera de la industria petrolífera por falta de regulación y volumen
A estas tensiones se suma la paralización legislativa en la Asamblea, donde más de 1.800 millones de dólares en créditos siguen bloqueados por la falta de consenso entre legisladores evistas y miembros de las bancadas de oposición, como Comunidad Ciudadana y Creemos.
Este bloqueo ha generado un desfase preocupante en el flujo de divisas: solo en 2024, Bolivia recibió 674 millones de dólares en desembolsos de créditos, pero pagó 1.526 millones por concepto de deuda externa, profundizando aún más el déficit de reservas.
Así, aunque en otras regiones se empieza a experimentar con el uso de criptomonedas como alternativa financiera en tiempos de restricciones monetarias, en Bolivia el escenario regulatorio y económico impide que las criptodivisas puedan jugar un rol relevante en las compras internacionales. Mientras no exista un marco normativo sólido y una infraestructura financiera que permita operaciones de gran volumen, el petróleo seguirá pagándose en divisas tradicionales.
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