A lo largo de los años ha surgido el debate acerca del impacto ecológico de Bitcoin y las criptomonedas sobre el medio ambiente. Muchas críticas se han expuesto al respecto ¿Pero el impacto adjudicado es mayor en comparación a otras actividades económicas?
Llegó el 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente. Esta fecha especial hace que los participantes del ecosistema cripto reflexionen acerca del impacto ambiental de las criptomonedas.
A medida que el ecosistema cripto ha madurado, también han surgido denuncias acerca del negativo impacto ambiental que presuntamente las criptomonedas ocasionan. En este artículo se presentan posturas diversas para que el lector pueda discernir a partir de los datos expuestos.
Recientemente el subdirector de energía de la Oficina de Política Científica de la Casa Blanca, Costa Samaras, resaltó:
“Es importante, si esto va a ser parte de nuestro sistema financiero de alguna manera significativa, que se desarrolle de manera responsable y minimice las emisiones totales. Cuando pensamos en activos digitales, tiene que ser una conversación sobre clima y energía”.
Bitcoin y criptomonedas vs sistema financiero tradicional ¿Cuál industria contamina en mayor proporción?
Primero hay que aclarar que casi todas la actividades humanas ocasionan un impacto ambiental negativo, eso sí, una más que otras.
Sin embargo, a lo largo del tiempo se ha agudizado el debate acerca del consumo de energía de Bitcoin con relación al sistema financiero tradicional.
De acuerdo a un informe de Galaxy Digital publicado en 2021, la red Bitcoin consume 113,89 teravatios hora (TW/h) por año. Esta cifra representa menos de la mitad de la energía consumida por la industria bancaria tradicional, la cual consume 263,72 TW/h por año.
Por otra parte, Galaxy Digital también realizó una comparación con respecto a la industria del oro la cual, según el informe, consume aproximadamente 240,61 TW/h por año.
Otro descubrimiento realizado por Galaxy Digital es que una parte importante de la producción de energía del mundo se desperdicia: alrededor de 2,205 TW/h por año, que es 19,4 veces la de la red Bitcoin.
Otras cifras de interés
Otro análisis importante fue desarrollado el año por Lyn Alden, quien presentó unos datos los cuales reflejan que el consumo energético de Bitcoin podría ser más bajo de lo que parece.
En ese momento, Lyn Alden citó los datos de Universidad de Cambridge, la cual ubicó la tasa máxima anualizada del consumo energético de Bitcoin en menos de 140 TW/h.
Sin embargo, después de un año, la cifra ha caído considerablemente. Al momento de la publicación, la Universidad de Cambridge ubica el consumo energético de Bitcoin en menos de 118.75 TW/h al año.
Ante los datos recopilados, la analista expresó:
“Eso significa que toda la red de Bitcoin, en su nivel de consumo máximo estimado, utiliza menos del 0,1% del consumo energético mundial. Eso es para una red con más de 100 millones de usuarios estimados”.
Por otra parte y, a partir de un informe más actualizado, New York Digital Investment Group (NYDIG) resaltó que el consumo de energía asociado con la minería de Bitcoin se mantendrá en promedio por debajo del 0,5% del total mundial de emisiones de carbono durante los próximos 10 años.
Un elemento a destacar es que el consumo de electricidad de Bitcoin también es bajo en comparación con otras fuentes modernas de consumo eléctrico como la refrigeración doméstica (630 TW/h) y las secadoras (108 TW/h), tal como reportó BeInCrypto.
En aras de realizar una comparación más profunda, se ha calculado que al menos 20% de de la huella de carbono total proviene de los alimentos que ingiere el ser humano todos los días
A pesar de las cifras que permiten comparar a Bitcoin con el sistema financiero tradicional, también es necesario reconocer que, según algunas valoraciones, Bitcoin supera todo el consumo anual de electricidad de Noruega y Argentina, por ejemplo.
Bitcoin y minería ¿Existen criptomonedas más ecológicas?
El consumo de energía de Bitcoin se debe al algoritmo de consenso en el que está diseñado: Proof-of-Work (PoW). PoW, como su nombre lo indica, se basa en el trabajo que realizan los mineros encargados de resolver una serie de ecuaciones matemáticas para validar las transacciones de la red.
Para ello, los mineros necesitan computadoras de gran potencia con el fin de competir con otros. Cuando uno logra resolver la ecuación, el bloque queda validado y se añade a la blockchain, momento en el que los mineros reciben la recompensa por su trabajo con criptomonedas.
Pero Proof-of-Work (PoW) no es el único algoritmo de consenso que existe en el mundo de las criptomonedas: también se destacan Proof-of-Stake (PoS) y Proof-of-Authority (PoA).
En este sentido, el uso de criptomonedas ecológicas pronto puede convertirse en la principal prioridad para las personas y las empresas, en un esfuerzo por contener el cambio climático.
Por ejemplo, Ethereum (ETH) la segunda criptomoneda más grande por capitalización de mercado, avanza en su transición de PoW a PoS. Otras criptomonedas que se destacan por ser amigables con el medio ambiente son Cardano (ADA), Stellar (XLM), EOS (EOS) y Algorand (ALGO).
Otra altcoin que se ha destacado por su eficiencia energética es Solana (SOL). El pasado mes de febrero, Crypto Carbon Ratings Institute (CCRI), publicó un informe en que calculaba el consumo de electricidad y la huella de carbono de las principales blockhains PoS.
Entre los hallazgos se resalta que Solana, a pesar de sus constantes caídas, se ha convertido el protocolo PoS con mayor eficiencia energética en comparación con otras redes, tal como se muestra en el gráfico que se presenta a continuación.
A modo de conclusión: fuentes renovables de energía
Como se mencionó anteriormente, casi todas las actividades humanas generan un impacto en el medio ambiente. A pesar de esta realidad, ni Bitcoin ni la industria bancaria ni la minería de oro pueden competir con los grandes contaminadores del mundo: las empresas dedicadas a la producción de combustibles fósiles.
De acuerdo a un estudio de Carbon Disclosure Project (CDP), con miles y miles de millones de toneladas, solo 100 compañías emiten el 70% de las emisiones globales de CO2.
Bitcoin tiene pocos años de existencia y ha evolucionado mucho desde su nacimiento. Actualmente, la minería de Bitcoin no depende plenamente del carbón (por lo cual fue prohibida en China), sino que también aprovecha fuentes renovables de energía: como la hidroeléctrica en Nueva York y la geotérmica, la cual se desarrolla en El Salvador y más recientemente en Kenia.
Lo expuesto concuerda con lo señalado por Bitcoin Mining Council en el Informe del tercer trimestre de 2021, en el cual destacó que el 57% de la energía utilizada para la minería de criptomonedas proviene de fuentes renovables: hidroeléctrica, eólica, solar, nuclear, geotérmica.
El debate sobre el consumo de energía de Bitcoin y las criptomonedas continuará por mucho tiempo, con posturas a favor y en contra pero, a partir de los datos existentes, se podría concluir que Bitcoin no contamina en la magnitud que muchos actores denuncian.
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