Pagar por segundos: el futuro de los flujos de dinero

Todos sabemos cómo funciona el dinero. Desde pequeños nos enseñan que cuando se compra algo, hay que pagarlo. El intercambio de dinero por otro valor (productos o servicios) es algo que está clavado en nuestras mentes… Es simplemente cómo funciona el dinero.

Cuando te sirven un café, tienes que sacar un billete del bolsillo y pagar, porque cuando haces la compra tienes que pagar inmediatamente. A cambio, si empiezas a trabajar para el mismo bar o el supermercado verás que te pagan en treinta días. ¿A qué se debe esta desconexión tan grande entre la adquisición de bienes como el café y la de servicios como el trabajo, el alquiler, o las suscripciones? Es muy simple: las formas de pago que tenemos no han evolucionado.

El dinero es una tecnología extremadamente conservadora y su uso no ha cambiado sustancialmente desde las monedas de oro de Babilonia hasta hoy. Seguimos haciendo pagos en cuantías fijas, antes o después de un periodo de tiempo prefijado (mes o semana).

Los pagos en streaming, que se están popularizando en el mundo de las criptomonedas, están apostando por cambiar ese hábito, desde los pagos en cuantías fijas a los que estamos acostumbrados a flujos continuos de dinero, segundo a segundo.

Las ventajas del pago en streaming

Mientras la compra de un bien se completa con su entrega al comprador, los servicios como alquileres, suscripciones o empleos, son prestados continuamente, cada día. Si el pago se realiza al principio del mes, el pagador corre riesgo de que el servicio no sea prestado. Si el pago se realiza al final, el riesgo lo corre quien presta el servicio.

El pago continuo, o en streaming, permite que el pagador compense por cada segundo de servicio prestado. Haciendo el pago más granular y eliminando el riesgo de impago. Si en cualquier momento el pagador deja de abonar el dinero, el proveedor de servicios lo detecta inmediatamente y puede detener su provisión.

Me pagan la nómina el 30 del mes, pero tengo que pagar el alquiler el 25

Estas discrepancias en los términos de pago crean muchísimos problemas tanto para individuos como para empresas, que a menudo necesitan recurrir a créditos de corta duración para hacer frente a los pagos en el caso de encontrarse sin fondos. 

El pago continuo, que se realiza cada segundo, armoniza los términos de pago a un simple flujo, haciendo que gastos e ingresos ocurran al mismo tiempo, continuamente. No sólo es posible operar con menos capital para operaciones, sino también en caso de necesitar créditos, estos serán cantidades más pequeñas (en el ejemplo anterior, 5 días de liquidez en vez que un mes).

Recibiendo ingresos cada segundo, los proveedores de servicios también disponen de dinero más rápidamente, que puede ser nuevamente gastado o invertido, por ejemplo, en contratar a un nuevo empleado que cobrará por segundos también y que luego pagará su alquiler cada segundo a un propietario que invertirá en su cuenta de ahorros cada segundo. 

El dinero pasa del empleador a la cuenta de ahorros en tiempo cero, y hay mucho menos dinero “parado”. El dinero “parado” no es productivo, y consecuentemente las empresas que consigan adoptar estos nuevos medios de pago, y así consigan operar con más eficiencia, reinvirtiendo más rápidamente y manteniendo menos dinero en efectivo, tendrán unas ventajas competitivas importantes. Un ejemplo son compañías como el fondo de inversión cripto Belobaba o la empresa de gestión de tesorerías coinshift.xyz, que ya utilizan el pago por segundos en la retribución a sus equipos, permitiéndoles disfrutar de su compensación instantáneamente.

Los pagos continuos aceleran el movimiento de dinero, más rápido que nunca.