La caída de FTX ha revelado cómo realmente era Sam Bankman-Fried, un joven de 30 años que, hace menos de 6 meses, se estaba codeando con figuras importantes de la política y finanzas, y que ahora ha quedado para la historia como un joven irresponsable que ocasionó una de las peores caídas, si no la peor de la historia de las criptomonedas.
Ya se ha reportado cómo manejó a la empresa. Su falta de comunicación con sus empleados fuera de su circulo íntimo. La falta de controles de seguridad y la ausencia de cualquier protocolo anti-riesgo eran algunos de los puntos alarmantes del manejo de FTX. A todo este historial se le suma ahora cómo manejó SBF los últimos días de la firma antes y después de la bancarrota.
Gracias a una serie de correos y mensajes se ha demostrado que Bankman-Fried estuvo negado a aceptar que la firma estaba quebrada y se empeñó en alargar la caída hasta que ya era imposible de contener, así lo ha demostrado un reciente reportaje del New York Times.
Esta negación fue la que obligó a los directivos y abogados de la empresa a presionar a SBF para que este declarase la bancarrota y tomase las medidas necesarias, entre ellas, dar un paso al costado y aceptar que una nueva junta directiva se formase.
Según muestra el reportaje, los directivos y abogados que estaban fuera del famoso circulo íntimo de SBF, se quejaban de la postura de “cero concesiones” que había asumido el CEO en los momentos más críticos de la compañía.
Todo esto debido a que SBF estaba convencido de que él podía salvar lo poco que quedaba de la firma. De hecho, era tal su convencimiento que le dijo a los empleados que estaba buscando financiamiento para lograr sus objetivos y se negó a escuchar los avisos de sus asesores.
Pero la realidad fue mucho más fuerte y el 11 de noviembre hizo público su declaración de bancarrota y asumió su responsabilidad.
Había que detenerlo todo de forma “inminente”
Para entender todo el caos que estaba sucediendo en FTX hay que irse al fin de semana que comenzó la crisis. El reportaje sobre los fondos de la firma ya había salido a la luz y Changpeng Zhao, CZ, había anunciado la liquidación de sus fondos en FTT.
Es en este contexto cuando los directivos y abogados empiezan a contactar a Bankman-Fried para que actuase de forma inmediata. Las alarmas de una posible corrida ya estaban sonando y era muy probable que la crisis no tuviese freno.
Pero las medidas no se tomaron hasta el martes 8 de noviembre. Es en ese entonces cuando SBF anuncia una crisis de liquidez en la empresa y acepta que, para salvarse, tendrá que venderle la compañía a su mayor competidor, Binance.
Contra todo pronóstico, esta era una medida que SBF buscaba. Y es que, con la corrida andando, el CEO estaba buscando fondos a la desesperada, asegurando que todo estaría bien, es ahí cuando contacta a CZ para pedirle un rescate y tras una negociación, Binance aceptó de forma no vinculante, intentar comprar a FTX.
Esto lo anunció Bankman el mismo 8 de noviembre, algo que calmó por un tiempo al mercado, pero que en cuestión de 48 horas se vino abajo. Un mensaje de CZ ofreciendo sus disculpas y anunciando que la compra no se iba a dar era el último clavo sobre el ataúd de la firma.
“Sam, lo siento. Pero no podremos continuar con este trato. Demasiados problemas. CZ”
Tras esto, los llamados para que se tomaran medidas drásticas se intensificaron. A la cabeza de esta presión estaba Ryne Miller, general counsel de FTX en EE. UU., que tras ver que todo se caía empezó a moverse para actuar, pero se encontró con la poca voluntad del equipo de SBF y del propio CEO.
Así se demuestra en todos los intercambios a través de correos y mensajes que sostuvo con varios directivos claves. Por ejemplo, el 9 de noviembre, Caroline Ellison envió a un grupo en donde estaba Miller, sus preocupaciones de que los empleados “renunciaran o se tomaran un tiempo libre”. Ante esto, Miller se lamentó que FTX no tuviese un “un gerente profesional investido con autoridad para tomar decisiones”.
En la tarde de ese miércoles, Miller siguió intentando detener la sangría que estaba sucediendo y le preguntó a SBF y a otros directivos sobre quien era el encargado de apagar a la pagina web, ante esto se encontró con la respuesta negativa de Constance Wang, la COO de FTX, quien le dijo que ella no “quería dejar de intentarlo todavía”.
La situación se prolongó hasta el 10 de noviembre, ese día Miller envió un correo pidiendo que se detuvieran las operaciones del exchange de forma “inminente”. Si bien su petición no fue aceptada desde el arranque, la crisis ya había cruzado el punto de no retorno y otros directivos y abogados se sumaron a las presiones.
Zach Dexter, directivo de FTX USA, le pidió a SBF que delegara su puesto a Miller, algo que el aún CEO rechazó a través de unos mensajes por Slack, pero su postura ya estaba recibiendo mucha presión. Tanta que hasta empleados de la empresa le pidieron ayuda al padre de SBF, Joe Bankman, para que éste interviniera ante su hijo.
Pero Bankman seguía intentando. En un mensaje a los empleados, el CEO aseguró que estaba por alcanzar un acuerdo con Justin Sun para inyectarle capital a la firma, evidentemente, este acuerdo jamás se alcanzó.
Una discusión que llegó hasta la madrugada
Ya ante la imposibilidad de salvar la empresa, Bankman-Fried se encontró rodeado y solo. Fuera de su círculo intimo no quedaba nadie que creyera en él y su salida de la empresa estaba más que cantada, el problema era cuando sucedería.
En la noche del 9 de noviembre, Andrew Dietderich, abogado de la firma, puso el nombre de John Jay Ray III, el hombre encargado de la bancarrota de Enron, para que este se encargase de manejar a la compañía tras anunciarse la bancarrota.
El nombre de Ray fue aceptado inmediatamente por los directivos de la empresa, pero necesitaban que SBF aceptase. Un mensaje del 10 de noviembre enviado por Dexter al CEO muestra las suplicas que tuvieron que hacer para que aceptara.
“Sam, esta es una elección excelente y espero de todo corazón que firmes esto esta noche. Cuanto más rápido esté John en su lugar, más rápido la empresa podrá resolver los problemas que requieren un progreso urgente”.
Pero la decisión se atrasó. Aunque Bankman tenía la declaración de bancarrota y de su dimisión en su escritorio, no quiso firmarlas hasta muy entrada la madrugada, así lo demuestran correos y mensajes intercambiados por los directivos que se dan entre las 2 hasta las 3:30 de la mañana
A las 3:48 AM, Sam Bankman-Fried firmó su renuncia y aceptó la bancarrota de la compañía, pero la crisis no concluyó ahí. La declaración de bancarrota también incluía a 130 entidades que no pertenecían a FTX, sino a un reciente socio llamado AZA Finance que nada tenia que ver con la crisis de la firma.
A esto se le sumó que, aún habiendo renunciado, SBF seguía buscando financiamiento y acusaba que estos fondos se habían caído producto de su renuncia. Así lo aseguró en un correo que el NYT tuvo acceso y que tal y como explican, no tenia ni una prueba para sustentar sus reclamos.
“El interés potencial en miles de millones de dólares de financiación llegó aproximadamente ocho minutos después de que firmé los documentos del Capítulo 11”.
Así fueron los últimos días de FTX, una firma que creció y cayó de forma veloz.
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