La inflación interanual de Estados Unidos bajó al 8,5% en julio en gran parte producto de la caída de los precios del gas y la energía, lo que hace creer que los precios sigan descendiendo.
El índice de precios al consumidor global del mes quedó en cero, ya que balanceó los costos de los alimentos, los combustibles y el resto de los productos.
Los economistas esperaban que la inflación bajara del 9.1% registrado en junio. Ese mes, los precios en los surtidores superaron los 5 dólares por galón, mientras la invasión rusa de Ucrania sacudía los mercados energéticos mundiales.
Pero los precios de la gasolina, el gasóleo y otros servicios públicos cayeron constantemente en julio. Se trató de alivio muy necesario a pesar de los continuos costes elevados de los alquileres, los comestibles y el resto.
El presidente norteamericano, Joe Biden, celebró la noticia.
Impulsado por el agresivo gasto de los consumidores de sus ahorros en tiempos de pandemia de covid-19, las trabas en la cadena de suministro global, la escasez de trabajadores domésticos y la guerra de Rusia contra Ucrania, el IPC se había disparado un 9.1% en el lapso interanual en junio, el registro más alto en 40 años.
Las familias y las empresas son las que más han notado el alivio en sus facturas de gas y energía. El índice de la gasolina cayó un 7.7% en julio, y el de la energía un 4.6%. Las tarifas aéreas bajaron por segundo mes consecutivo, y los precios de los coches usados también descendieron ligeramente.
Frente a la bajada de los precios de la energía, los alimentos se siguieron encareciendo, el 1.1% en un mes.
La inflación subyacente
La inflación subyacente, que mide la subida de los precios de consumo quitando los de los alimentos y la energía -los más volátiles- se situó en una tasa interanual del 5.9%, con una subida mensual del 0.3%.
La bajada de la tasa de inflación -que en junio había alcanzado su cota más alta en cuarenta años- da un pequeño respiro a la economía estadounidense. A finales de julio entró en lo que los expertos consideran recesión técnica al encadenar dos trimestres de caídas del Producto Interior Bruto (PIB).
Un diagnóstico que, sin embargo, no comparte el Gobierno estadounidense. Las autoridades no creen que el país se encuentre en un escenario de recesión. Esto por la robustez de su economía, especialmente de su mercado de trabajo, con una tasa de desempleo del 3.5%.
En cualquier caso, la elevada inflación sigue siendo la principal preocupación del Gobierno. También de la Reserva Federal, que el pasado 27 de julio volvió a subir los tipos de interés. Los mismos ahora se encuentran en una horquilla de entre el 2.25 y el 2.5%.
Los opositores acusan al presidente de propiciar el aumento de la inflación con su gigantesco paquete de ayuda estatal por 1,900 millones de dólares. Fue impulsado para paliar los efectos de la pandemia, en marzo del año pasado, poco después de asumir el cargo.
Los republicanos han renovado las críticas contra la política económica de Biden. En este punto advierten que la aprobación del domingo en el Senado al proyecto de ley sobre el clima y de atención médica, denominado “Ley de reducción de la inflación”, haría lo contrario al propósito declarado.
Pero a los expertos les preocupa que la desaceleración de la inflación vinculada a la caída de los precios de la gasolina pueda verse compensada por el aumento de los precios de la vivienda.
Rebotan las bolsas en Wall Street
Luego de que se confirmó que en julio los precios no aumentaron respecto al mes anterior y la inflación interanual del país se mantuvo en 8.5%, los principales indicadores de Wall Street abrieron con fuertes subas.
El tecnológico Nasdaq rebota más de 2% desde el comienzo de la rueda, seguido por el S&P 500 que salta casi 1.7% y el Dow Jones, que recupera 1.5%.
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