El 4 de julio, Bank of America emitió un informe que despertó nuevamente las alertas: estiman que la inflación en Venezuela podría alcanzar hasta un 530 % en 2025, motivada por la caída en la producción petrolera, sanciones y la constante depreciación del bolívar.
Sebastián Rondeau, del equipo de BofA Global Research, advirtió que “los temores de hiperinflación han regresado”. Citó el salto de la inflación mensual del 18% en abril al 26% en mayo, y la acumulada anual del 229%.
¿Regresa el fantasma de la hiperinflación a Venezuela? ¿Stablecoins como medio para proteger ahorros?
La vicepresidenta, Delcy Rodríguez, respondió tachando el informe de “totalmente falso” y acusó a Bloomberg Línea y Bank of America de “agredir la economía venezolana”. Afirmó que la producción petrolera está mejorando y que se mantienen los compromisos con empresas internacionales.
Este choque de versiones ha polarizado la discusión pública y ha llevado a muchos ciudadanos a buscar alternativas prácticas para proteger su patrimonio.
En un entorno de alta inflación proyectada, las stablecoins en Venezuela se presentan como refugio. Su vínculo con el dólar ofrece estabilidad y preserva el poder adquisitivo que el bolívar pierde día a día.
Plataformas P2P permiten convertir bolívares en USDT u otras stablecoins, evitando así el riesgo del mercado paralelo y los límites del sistema bancario oficial. Esta estrategia además facilita la recepción y conservación de remesas, sin pérdidas por conversión o devaluación.
Según informes recientes, el volumen de transacciones con stablecoins ha aumentado significativamente desde finales de junio, reflejo de una respuesta ciudadana activa frente a la crisis .

Las stablecoins no solo se usan para ahorrar; también se adoptan como medio de pago. Comerciantes informales y pequeños negocios ya aceptan pagos en USDT, evitando la volatilidad diaria del bolívar y las restricciones del sistema financiero nacional.
Entre junio y julio de 2025, se reportó un incremento del 80% en operaciones cotidianas (menos de 50 dólares) realizadas en stablecoins, especialmente en zonas urbanas con buen acceso a internet .
Este uso cotidiano demuestra que las stablecoins han trascendido el ahorro digital. Ahora funcionan como herramienta práctica para transacciones, remesas y pagos informales.
“Según el BIS, las stablecoins no son el futuro. Pero para millones de personas en Argentina, Nigeria, Venezuela, Colombia, México, El Salvador y más allá Ya lo son. Y a menos que esto se reconozca, corremos el riesgo de construir un futuro eficiente pero excluyente”, señaló Ana Ojeda en X (antes Twitter).
Algunos comercios ya marcan precios en stablecoins como referencia. Esto ofrece protección frente al deslizamiento cambiario que golpea a diario al bolívar, generando menos conflictos con clientes y mayor claridad en transacciones.
Además, esta adaptación impulsa una economía digitalizada, donde el efectivo tradicional pierde relevancia frente a sistemas financieros basados en criptoactivos estables.
La adopción de stablecoins refleja una estrategia de supervivencia económica: resguardo del valor, acceso a pagos ágiles y una nueva infraestructura financiera resiliente ante la crisis macroeconómica.
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