Cuando el derecho utiliza términos o nombres interesadamente, modela un espacio de comodidad aparente bajo una sutil construcción dogmática e ideológica que se opone a la esencia misma del factum que acontece.
Decía el Maestro Don Alejandro Guzman Brito (en sus clases en el Programa de Nivel Doctoral del proyecto Anillo SOC 1111) que la palabra relación jurídica, parte de una palabra “relación” que nos quedá cómoda, nos produce cierto beneficio axiológico cuando su connotación es totalmente ajena al mundo de lo jurídico, por cuanto relación es una categoría aristotélica, pero la usamos por mera comodidad y hábito.
En un parangón equidistante la palabra “vulnerable” nos produce comodidad e incluso da la sensación que nos genera cierta resiliencia argumentativa su permanente pronunciación y cita. Creo incluso que nos sentimos mejores personas por cuanto más veces nos referimos a los vulnerables. Esta sensación de altruismo lingüístico quizás sea una herencia intrínseca que la cultura del estoicismo pudo haber grabado en el corazón e intelecto de las personas, por cuando un tanto de flagelo mental diario podría incluso hasta ser bien visto.
Nótese aquí una cuestión: la práctica estoica podría contener matices de resignación como nota ilustrativa de una conducta imperturbable e imposible. Misma resignación que es promovida por teología, como acto de regocijo y tranquilidad ante fenómenos de la existencia como la discusión sobre la muerte.
Resignarse es adormecer voluntariamente el impulso intelectivo
Ahora bien, la resignación puede presentarse como una virtud o un vicio, y éste último propio de las personas no pensantes e inmóviles ante las injusticias y los misterios de la vida. Si partimos de que las cosas son porque así deben ser, dejemos de reflexionar y disfrutemos el hoy porque todo está predestinado y atado al principio de causalidad y eterno retorno.
Como el lector puede advertir no participamos en esta corriente de opinión del criterio que la resignación es un acto virtuoso, sino todo lo contrario, incluso aunque sea movilizada por la propia fe.
Casualmente o causalmente, la resignación aparece como un descriptor de la vulnerabilidad, porque solo puede ser vulnerable quien se resigna a serlo. Incluso se puede evitar serlo pero se debe luchar contra la etiqueta de terceros.
A esta altura del razonamiento, da la sensación que no hay más acto inhumano que considerar a otro vulnerable, ya que se le niega su propia capacidad de enfrentar cualquier tipo de adversidad y salir adelante.
¡Ni vencido aun vencido!
La tecnología imperante en el contexto “pandemia – post pandemia” ha intensificado el agrupamiento y segmentación de sectores “vulnerables”. Vulnerable es aquella persona que no se adapta a la tecnología; aquella que no puede usar un smartphone; que no puede hacer una gestión de manera virtual; etc.
Vulnerable es en definitiva aquella persona que no se encuentra prima facie en las mismas condiciones que un colectivo de personas que se auto percibe superior en algo. Y muchas veces se inventa una realidad aparente de vulnerabilidad en cabeza de una persona que incluso puede aprovechar esa estigma para exacerbar otros tipos de prerrogativas que generen una distorsión en el reparto de lo justo, en el dar a cada uno lo suyo.
Hablar de vulnerables distorsiona el justo reparto en el “dar a cada uno lo suyo”
El derecho debe tutelar a la persona por la persona misma, no por imprimir en ella su condición de vulnerable, por cuanto predicar la vulnerabilidad de alguien implica ejercer un mandato de superioridad en contra de su propia auto determinación.
Lamentablemente reposamos en la comodidad terminológica que permite crear nuevos colectivos de intereses para ser explotados por distintos sectores. El altruismo en términos actuales es una construcción doctrinaria que nula realización práctica, nadie hace nada de manera desinteresada, incluso la propia caridad satisface un interés individual de hacer un acto bueno; los intereses no siempre son susceptibles de un valor, aunque si pueden ser tokenizados.
Decir que la tecnología ha creado vulnerables es tan falso como sostener que Iron Maiden es una de las mejores bandas del Rock por haber hecho un pacto con el diablo y hasta dedicarles un tema musical. Es válido el ejemplo porque nunca debemos perder de vista que probablemente los insectos y mente captus nunca se extingan.
Pieza co-escrita por Jorge Fabian y Jorgelina Seeck
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