El Salvador se ha convertido en un punto de referencia en el ecosistema BTC desde que se convirtió en el primer país en adoptar a Bitcoin como moneda de curso legal.
Si bien en algunos sectores la iniciativa proclamó expectativa y entusiasmo; verídico es también que se encontró con una fuerte oposición, no solo de parte del sector empresarial y la academia, sino también entre los sectores sociales más marginados de la sociedad.
El Salvador y Bitcoin, entre la expectativa y el rechazo
El esquema conceptual de apuntillar a El Salvador como líder en la innovación financiera, y el diorama comportamental del rechazo a Bitcoin de buena parte de la población confluyeron en un contraste sin igual.
Por una parte, la economía y la innovación en El Salvador son aspiraciones de recurrencia en el país. Sin embargo en la otra cara de la moneda está el miedo y el rechazo hacia una tecnología que no se comprende. O bien, que se atribuye “solo a los ricos”.
Bitcoin vs. “El Bitcoin”: Dos narrativas totalmente opuestas
La narrativa de “El Bitcoin” prevaleció desde el inicio. Esta historia de Bitcoin como un “instrumento que solo trajo pérdidas y deuda pública y que pudo haber sido empleado para otros fines” se mantuvo en la mayoría de los medios locales. Además, la mayoría de la academia en El Salvador no parece haberse esforzado por comprender a fondo el funcionamiento de BTC. Ni tampoco por explorar posibles aplicaciones de Bitcoin y la tecnología blockchain a la industria.
¿El resultado? Los proyectos de I+D en BTC y blockchain no han llegado a emerger, afectando el ecosistema de innovación del país. Aún así, esta dialéctica entre el deseo y el rechazo a BTC parece irse resolviendo a paso lento gracias a nuevas iniciativas institucionales y a las nuevas apuestas del capital internacional.
La Ley de Emisión de Activos Digitales aprobada en El Salvador tuvo como objetivo organizar y regular la emisión de activos digitales. En este sentido, se han creado dos instituciones estatales financiadas con fondos públicos para garantizar la creación de cadenas productivas en el ecosistema BTC de manera segura y regulada.
Esto refleja prima facie un interés estable por parte del gobierno salvadoreño en establecer un marco legal sólido para fomentar la adopción y el desarrollo de Bitcoin.
De retórica a la economía: Las inversiones en BTC llegan a El Salvador
Una de las inversiones en BTC destacadas en El Salvador es la realizada por Tether. La empresa invirtió en un ambicioso proyecto de energía renovable en el país.
Además de los beneficios económicos, esta inversión tiene un componente ideológico importante. Paolo Ardoino, CTO de Tether, subraya su creencia de que El Salvador está allanando el camino para la adopción soberana de Bitcoin y las criptomonedas en general.
La inversión en energía renovable es estratégica en el contexto de la minería de criptomonedas, ya que esta actividad consume una gran cantidad de energía. Además, este tipo de proyectos también generan empleo y contribuyen al desarrollo económico local.
Algunas empresas internacionales, como Strike, también parecen haber dado respuesta a esta iniciativa, trasladando su sede al país. Otro ejemplo ha sido la cooperación entre River y la Chivo Wallet para servicios de Lightning.
Otros obstáculos para Bitcoin en El Salvador
Más allá del panorama sociocultural y legislativo, la adopción de Bitcoin en este país también ha encontrado baches derivados de factores externos. La volatilidad del mercado de las criptomonedas ha sido uno de los principales obstáculos a superar.
El valor de Bitcoin ha experimentado fluctuaciones significativas en los últimos años, afectando tanto a los inversores como a los comerciantes que aceptan Bitcoin como forma de pago.
Además, la brecha digital y la falta de acceso a servicios financieros son otros desafíos a los que se enfrenta El Salvador. Aunque el acceso a Internet ha aumentado en los últimos años; todavía existe una parte significativa de la población que no tiene acceso a servicios financieros digitales.
¿Descansa el futuro de BTC en los jóvenes?
A medida que las nuevas generaciones crecen en un entorno digitalizado, están más familiarizadas con las criptomonedas y son más abiertas a explorar nuevas formas de inversión y transacciones.
De allí que estén surgiendo diferentes iniciativas de Bitcoiners que buscan educar a los más jóvenes. Esto sin mencionar programas mucho más institucionalizados como es el caso de CUBO+, una iniciativa respaldada por el Gobierno.
Además, la falta de acceso a servicios financieros tradicionales en algunas regiones puede impulsar a los jóvenes a buscar alternativas como Bitcoin. Con su naturaleza descentralizada y su potencial para empoderar a los individuos, Bitcoin puede atraer a las capas más jóvenes que buscan una mayor cobertura contra la inflación en un mundo cada vez más digital.
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