Estados Unidos busca acercarse a China durante la cumbre del APEC para abordar la cuestión de las armas de inteligencia artificial (IA). A pesar de los diversos temas en la agenda, las autoridades estadounidenses están presionando en segundo plano para entablar un diálogo con China sobre la necesidad de establecer límites en el uso militar de la inteligencia artificial.
El objetivo final es mitigar los riesgos asociados con la rápida adopción e imprudente utilización de esta tecnología.
Los mandatarios de EEUU y China se reúnen para conversar sobre el uso militar de la IA
El presidente de Estados Unidos Joe Biden se reunió con el mandatario de China Xi Jinping en San Francisco, abordando asuntos cruciales como el conflicto en Medio Oriente y la invasión rusa en Ucrania; sin embargo, detrás de escena, se busca un diálogo específico sobre los riesgos militares de la IA. Estados Unidos lidera la iniciativa para construir un acuerdo internacional sobre el uso de la inteligencia artificial en el ámbito militar.
“Los líderes afirmaron la necesidad de abordar los riesgos de los sistemas avanzados de IA y mejorar la seguridad de la IA a través de conversaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y China.”
La vicepresidenta Kamala Harris anunció que 30 naciones respaldan una declaración que aboga por el desarrollo de la inteligencia artificial de acuerdo con el derecho internacional humanitario. Esta declaración busca mejorar la fiabilidad y transparencia, así como reducir sesgos, permitiendo la desactivación de sistemas con comportamiento no intencionado.
A pesar de estos esfuerzos, el potencial militar de la inteligencia artificial ha generado tensiones en la relación entre Estados Unidos y China.
Aunque ambos países han iniciado iniciativas para regular la inteligencia artificial, la relación se complica debido a las sanciones estadounidenses que buscan limitar el acceso de China a tecnologías avanzadas. Las conversaciones deben abordar definiciones precisas y considerar los controles estadounidenses sobre hardware informático avanzado.
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A pesar de los desafíos, algunos expertos ven la posibilidad de cooperación para contener los riesgos asociados con las armas de inteligencia artificial.
La búsqueda de un diálogo entre Estados Unidos y China sobre los límites en el uso militar de la IA se convierte, pues; en un tema crucial durante la cumbre del APEC. Esto en medio de las tensiones y desafíos tecnológicos entre ambas naciones.
EEUU y China: Consecuencias geopolíticas del uso militar de la IA
Imaginemos un escenario en el que el uso no regulado de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito militar altera el equilibrio de poder entre China y Estados Unidos, las dos principales potencias mundiales.
De acuerdo a un reciente artículo de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), la implementación de la IA brinda ventajas estratégicas significativas. La capacidad de tomar decisiones rápidas y eficientes en el campo de batalla otorga a la nación que domina esta tecnología una ventaja táctica crucial. Además, la mejora de las capacidades operativas y logísticas podría traducirse en un dominio estratégico en conflictos militares.
“La militarización de la IA tiene profundas implicaciones para la seguridad y la guerra globales. La IA puede mejorar las capacidades militares al permitir una toma de decisiones más rápida, una selección de objetivos más precisa y una asignación de recursos más eficiente. Las armas autónomas impulsadas por IA pueden funcionar sin intervención humana, lo que potencialmente reduce el peligro para los soldados humanos.”
Sin embargo, la autonomía de sistemas de armas basados en IA también podría cambiar fundamentalmente la naturaleza de los conflictos. La posibilidad de operaciones militares sin intervención humana directa podría resultar en enfrentamientos más frecuentes y prolongados.
A nivel internacional, la falta de regulación y transparencia en el uso de la IA militar podría generar desconfianza entre las naciones. Esto no solo aumentaría las tensiones sino que también podría dar lugar a conflictos originados por malentendidos o interpretaciones erróneas de las acciones del otro.
El impacto geopolítico y geoeconómico de liderar en el desarrollo de la IA sería considerable. El país que logre una posición destacada en esta carrera se beneficiaría no solo militarmente, sino también económica y tecnológicamente. Consolidando su liderazgo en innovación y competitividad a largo plazo.
EEUU afirma mantener el diálogo y cooperación en el uso militar de la IA
Por otra parte, el Gobierno de Estados Unidos, en su Declaración Política sobre Uso Militar Responsable de la Inteligencia Artificial y Autonomía, afirma hacer un llamado al diálogo y la cooperación internacional para promover un uso responsable de la IA en las políticas de seguridad nacional.
“Fundamentalmente, creemos que la tecnología con impacto global merece una acción global. Y por eso, para proporcionar orden y estabilidad en medio del cambio tecnológico global, creo firmemente que debemos guiarnos por un conjunto común de entendimientos entre las naciones. […] Estados Unidos seguirá trabajando con nuestros aliados y socios para aplicar las reglas y normas internacionales existentes a la IA y trabajará para crear nuevas reglas y normas.”
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Además los riesgos éticos asociados con el uso imprudente de la IA no deben pasarse por alto. La posibilidad de escaladas no intencionadas, donde acciones automatizadas desencadenan respuestas imprevistas, podría llevar a conflictos más amplios y peligrosos.
En este contexto, la necesidad de acuerdos internacionales se vuelve evidente. La regulación y cooperación a nivel global se vuelven esenciales para gestionar estos cambios de manera responsable y evitar consecuencias no deseadas. El uso descontrolado de la IA en el ámbito militar no solo afectaría las alianzas existentes, sino que también podría dar forma a nuevas coaliciones basadas en la adopción de tecnologías específicas.
Si algo está claro es que el escenario de un uso no regulado de la IA en el ámbito militar plantea desafíos significativos que van más allá de la mera competencia tecnológica. La forma en que las naciones manejan estos desafíos determinará no solo el equilibrio de poder geopolítico, sino también los parámetros de la seguridad internacional en el futuro.
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