La corrupción, ese flagelo que socava la confianza en las instituciones públicas y privadas, es un problema que afecta a todos los niveles de la sociedad. En un mundo cada vez más globalizado e interconectado, es imperativo encontrar soluciones innovadoras y eficaces para contrarrestar este fenómeno. Una tecnología que ha ganado terreno en los últimos años y que tiene el potencial de abordar este desafío es la blockchain.
De acuerdo a Transparencia Internacional, la corrupción en Latinoamérica es superior al promedio mundial. De hecho el 51% de los Latinoamericanos consideran que la corrupción es el principal problema de los países. Sólo en sobornos, se pagan 1.5% billones (trillones en inglés) anualmente y el costo de hacer negocios en la región cuesta 25% más debido a los contratos otorgados a dedo.
La blockchain, o cadena de bloques, es una base de datos descentralizada y distribuida que permite registrar y almacenar información de manera segura, transparente e inmutable. Estas características la convierten en una herramienta poderosa para combatir la corrupción tanto en el ámbito gubernamental como en el sector privado.
Con blockchain la corrupción en el ámbito privado o público lo tendrían muy difícil
En primer lugar, la transparencia que ofrece la blockchain puede ser clave para prevenir la corrupción en la administración pública.
Al registrar las transacciones y decisiones gubernamentales en una cadena de bloques, se garantiza que la información sea accesible para todos los ciudadanos, lo que dificulta la manipulación o el ocultamiento de datos. Esta visibilidad puede disuadir a funcionarios corruptos, ya que sus acciones serían fácilmente detectables y rastreables.
Además, la inmutabilidad de la blockchain asegura que una vez que se ha registrado una transacción o decisión, no puede ser modificada ni eliminada. Esto es especialmente relevante en casos de corrupción donde se intenta borrar evidencia o alterar registros para encubrir actos ilícitos. La blockchain garantiza la integridad y veracidad de la información, lo que dificulta la falsificación de datos.
En el sector privado, también puede desempeñar un papel crucial en la lucha contra la corrupción. Una de las aplicaciones más prometedoras es en el ámbito de las cadenas de suministro.
La implementación de la blockchain en este contexto permite rastrear productos desde su origen hasta el consumidor final, lo que garantiza la autenticidad y evita prácticas fraudulentas o manipulaciones en el proceso. Asimismo, esto fomenta la responsabilidad y transparencia por parte de las empresas, lo que a su vez mejora la confianza de los consumidores y accionistas.
Otra aplicación relevante en el ámbito empresarial es la realización de contratos inteligentes mediante la blockchain. Estos contratos autoejecutables permiten realizar acuerdos entre partes sin la necesidad de intermediarios, reduciendo así la posibilidad de sobornos o fraudes.
Además, al ser transparentes e inmutables, los contratos inteligentes garantizan que todas las partes involucradas cumplan con lo acordado, lo que aumenta la confianza en las transacciones comerciales.
¿Acaso no es la corrupción uno de los azotes más nefastos que aqueja a Latinoamérica y al mundo?
Me atrevo a presagiar que únicamente aquellos líderes y servidores públicos que genuinamente aspiren erradicar las adquisiciones fraudulentas, los sobornos encubiertos, los beneficios indebidos o “mordidas” por asignaciones arbitrarias, el fraude en comicios electorales -particularmente si son votaciones en línea-, el nepotismo y un sinfín de prácticas corruptas más, adoptarán la blockchain en sus procedimientos.
Estos líderes apartarán de sus filas a aquellos funcionarios de su misma facción que estén perjudicando a la ciudadanía. Aquel que busque respaldar la corrupción, no implementará dichos mecanismos. La premisa es sencillamente clara.
La blockchain tiene el potencial de ser una herramienta poderosa en la lucha contra la corrupción tanto en el ámbito gubernamental como en el sector privado.
Su capacidad para ofrecer transparencia, inmutabilidad y seguridad en la gestión de información puede ser determinante para prevenir y detectar actos corruptos, fomentando así la integridad, la responsabilidad y la confianza en nuestras instituciones. Es hora de aprovechar esta tecnología y enfrentar uno de los mayores desafíos de nuestra sociedad.
Sobre la autora: Mónica Taher
Mónica Taher es empresaria tecnológica e inversionista en startups de blockchain y cripto divisas. Actualmente es accionista y vicepresidente de marketing de RocketFuel, una empresa global de pagos en cripto. Ex Dir. de Tecnología e Innovación de Negocios en InvestSV en el Gobierno de El Salvador.
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