La inflación está sin duda imparable, no hace falta consultar con expertos financieros o métricas complicadas para entender este fenómeno, basta con salir a hacer las compras, llenar el auto de gasolina o realizar cualquier gasto cotidiano que un individuo o familia acostumbre. Es ineludible que cada vez alcanza para menos y cualquier incremento en sueldos (en el caso de los asalariados) queda lejos de compensar la alza en precios.
Como discutí en columnas anteriores, no basta con haber ganado honradamente una paga por bienes, servicios y/o tiempo laborado entregado, hace falta arriesgar estos frutos del trabajo solo para evitar que su poder adquisitivo se reduzca, esto es, aceptando invariablemente cada vez más riesgo ante una potencial pérdida del capital.
No es de sorprenderse que incluso gente que nunca estaría hablando de temas financieros hoy en día estén indagando y buscando maneras de hacer que su dinero crezca invirtiendo en opciones lo más seguras posibles.
Al parecer no hay de otra que invertir, pero si una educación robusta en materia de inversión, ¿qué oportunidad tiene la persona común y corriente de navegar estas implacables olas de inflación?
¿Será deuda de gobierno (e.g. CETES), bonos empresariales, acciones, bienes raíces u otros vehículos de inversión recomendados? ¿Y qué hay de otras inversiones más exóticas como Bitcoin (BTC) y demás criptomonedas, comúnmente etiquetadas por las autoridades financieras y monetarias como de alto riesgo, volátiles e inestables?
En las próximas columnas trataré de brevemente dar mi opinión y análisis a cada una de estas potenciales inversiones para la persona común y corriente.
Cabe resaltar que un servidor no es financiero ni economista de profesión, sino ingeniero químico. Por lo que mi acercamiento a temas monetarios y de inversión pudiera ser descrito como uno con poco sesgo, práctico y que entregue resultados.
Empecemos con CETES. Los CETES o certificados de tesorería no son más que pagarés con un nombre rimbombante, una promesa del gobierno de entregarte moneda (pesos en el caso de México) en un tiempo determinado. Revisando el portal gubernamental de cetesdirectos.com, se puede ver en el mes en curso que el interés más alto se reporta en 8.51% anual. No parece mal si comparamos con la inflación reportada por el financiero recientemente de 7.72%. Nos debería de quedar poco menos de 1% de ganancia, y dado que la deuda gubernamental es percibida como la menos riesgosa de entrar en impago parece ser una solución rápida y segura nuestros problemas.
Reflexionemos sobre deuda gubernamental un segundo. Los gobiernos rara vez ganan por concepto de recaudación de impuestos más de lo que gastan, y al ofrecernos deuda nos están indicando implícitamente que nos pagarán el capital invertido más una cantidad adicional de la recaudación de ingresos a futuro. Esto ineludiblemente implica que tendrían que recaudar más de lo que gastan, sin embargo, este no es el caso. Algo raro está pasando aquí. ¿Cómo puede pagar el gobierno sus deudas en constante crecimiento si por lo general gasta más de lo que gana viéndose obligado a emitir más deuda para cubrir la diferencia?
“Está claro que la gente no entiende el sistema monetario y bancario, porque si lo entendiese, creo que habría una revolución mañana por la mañana” Henry Ford
Al examinar los datos oficiales y públicos del Banco Central Mexicano (Banxico), se puede apreciar que la cantidad de moneda (billetes, monedas y dinero electrónico depositado en cuentas) en circulación incrementa a un ritmo acelerado año con año.
La respuesta a nuestro dilema anterior es clara ahora, el gobierno parece imprimir moneda para pagar sus deudas. Muy probablemente también imprima un poco más para incrementar su gasto.
Si se revisa la cantidad de moneda emitida en los últimos años es claro que un interés de 1% en CETES no es atractivo si se imprime entre 10-15% más de moneda diluyendo y depreciando el valor del existente año con año.
Alguien más cínico podría concluir que el gobierno te está pagando tu préstamo con dinero falsificado, y lo que es peor, a sabiendas de que el entregable tendrá un menor poder adquisitivo. ¿Por qué entonces no gastar ese dinero y disfrutarlo en este momento que sacrificar el gusto y esperar para recibir una recompensa menor a futuro?
Ah, por cierto ¿y recuerdan esa ganancia por cetes de poco menos de 1% (interés de 8.52% menos el dato oficial de la inflación de 7.52%)? A esta cantidad hay que restarle impuestos. Escuchaste bien, el gobierno te penaliza y retiene impuesto por las ganancias nominales en agradecimiento a fondear las actividades gubernamentales, todo esto sin jamás desglosar qué hará con el dinero que pide prestado y basándose en un dato oficial de inflación que el gobierno mismo emite. No sé si estén pensando lo mismo, pero esto implica un claro conflicto de intereses. El gobierno tiene claros intereses de reportar la inflación más baja posible, aún si no refleja la situación económicamente actual.
¿Recomendaría entonces invertir en CETES y deuda gubernamental? Por supuesto que no. En la próxima columna discutiré el caso de inversión en bonos y acciones de empresas privadas.
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