La dolarización venezolana ya es un hecho. Desde el 2019 las transacciones en divisas en el país sudamericano aumentaron de forma exponencial.
Esto se debe a la crisis del bolívar y la relativa libertad que ha dado el gobierno de Maduro al comercio. Pero le proceso ha sido, en cierto sentido, desastroso. El gobierno ha dado mensajes contradictorios con respecto a su opinión sobre el uso del dólar, y ha tomado medidas similares.
Por ejemplo, el gobierno ha autorizado los depósitos bancarios en divisas, algo que en el año 2016 hubiese sido impensable en medio de la época más radical del gobierno de Nicolas Maduro.
En la misma vía, el gobierno reformó una ley de impuestos para imponer una carga fiscal extra a las transacciones en divisas. Esto, con el objetivo de detener el avance acelerado de la dolarización y tratar de darle más solidez al bolívar.
¿Cuáles son las consecuencias?
Ya se están notando los resultados de esta reforma tributaria. Durante junio del 2022, se registró que el 47% de los depósitos bancarios fueron en divisas, un 13% de lo que se registró para junio del 2021.
Así lo demuestran los datos de la consultora Aristimuño Herrera y Asociados que registraron un aumento del 8.3% con respecto a los depósitos hechos en mayo del 2022, pero que no logra llegar a los datos registrados hace un año.
Esta reducción de casi 13%, se debe a la Ley de Impuestos a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF), que ha encarecido el uso de las divisas en el país y aumentado el número de transacciones en bolívares en los últimos meses.
Con estos datos, se muestra que la ley del IGTF impuesta por el gobierno ha dado los resultados que esperaban. Y es que, como mencionamos, su objetivo era evitar que la dolarización avanzara. Pero aún con esta ley, las divisas siguen siendo una parte fundamental en la economía venezolana.
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